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Los Gemidos (1922)

Las palabras se caen de mis manos...
y el DOLOR de mi lengua

Pablo de Rokha

Cuando Pablo de Rokha publicó Los Gemidos en 1922, Alone señaló: "Su libro Los Gemidos constituye uno de los documentos de la literatura patológica aparecidos después de la guerra en los países no afectados por este fenómeno de un modo directo". Raul Silva Castro, en tanto, agregó: "Se puede advertir la substancial vulgaridad de sus expresiones y la exageración del mal gusto y la retórica puerilmente conducida hasta el ofuscamiento del lector". Opiniones como éstas, unidas a otras, marcadas ya por la extrañeza o la total indiferencia, establecieron el escenario de recepción a este libro que algunos años más tarde sería considerado como una de las obras fundamentales de la vanguardia hispanoamericana.

Bajo la influencia de Rabelais, Voltaire, Nietzche y Schopenhauer, su autor vio en la poesía la posibilidad de articular una suerte de estética de la salvación, cuyos ejes fueran la voluntad y el conocimiento en contraposición al sufrimiento humano. Del mismo modo estableció una cierta similitud entre las fuerzas que mueven la naturaleza, y las fuerzas que mueven al hombre, esto es, la voluntad.

Así, el sujeto de Los Gemidos intenta ordenar un mundo compuesto por fragmentos, de este modo, el proceso de escritura se transforma en una decodificación personal de los múltiples fragmentos que componen la vida. La fragmentación -tanto a nivel escritural, temático como tipográfico-, esconde una función estética, la de estructurar un universo en formación, conservando eso sí, la diversidad de las partes.

Si bien es cierto que el hablante lírico oscila en estados de ánimo no objetivos, estos establecen una profunda relación con la estructura significante, la que permitiría al poeta, representar el mundo a través de un hablante que, el poeta y crítico, Naín Nómez ha llamado, el yo-vidente. Esta representación del mundo, oscilará a su vez entre Dios y Satanás, entre el Bien y el Mal, antagonismos que hacen referencia al dolor del ser humano y a su caída, la que dará inicio al conocimiento. Como señala Nómez en el prólogo de la segunda edición: "Los Gemidos forma, por lo tanto, una serie de cantos temáticos cuyo eje estructural es un sujeto capaz de alcanzar el conocimiento de las cosas por medio del dolor, antes de desaparecer en la nada".

Ahora bien, el título Los Gemidos, apuntaría a la supremacía de los elementos sensoriales por sobre las experiencias, de este modo, la ordenación de enunciados y verbos de acción, generaría cadenas sintagmáticas que aludirían a la imagen de un continuo balbuceo, un continuo gemido, que es el que le permite al poeta decir: "... voy desapareciendo y las carcomas hacen nido sobre el traje de angustias que cubre mis huesos...".