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Pensamiento pedagógico de Mistral

La pasión por la acción educativa en Gabriela Mistral despertó en el seno de una historia familiar vinculada con labores pedagógicas. Aunque su padre, Jerónimo Godoy Villanueva, había abandonado el hogar cuando ella apenas tenía tres años de edad, Gabriela Mistral recordaba que él había sido un poeta popular y un maestro de formación. Pero no fue sino su hermana materna, Emelina Molina Alcayaga, quien siendo maestra le mostró a ella el noble arte de enseñar a leer y escribir. Enseñanza que se transformó inesperadamente en un momento incendiario para su formación y vocación.

Desde sus primeras experiencias magisteriales en pequeñas escuelas en pueblos campesinos del norte chico chileno, Gabriela Mistral comenzó a articular un ideario pedagógico, cuyo eje central no fue otro sino que el desarrollo y bienestar integral de los niños. La experiencia adquirida en distintas escuelas diseminadas a lo largo del país facilitó en Gabriela Mistral la reflexión profesional y pedagógica con respecto a los métodos y fines de la enseñanza. Se mostró particularmente interesada en las maneras de aprender a leer, la calidad de los materiales educativos y el papel de las bibliotecas. Defendió la necesidad de una vida docente, un desempeño no condicionado a la instrucción de conocimientos en las aulas de clases. Su máxima fue: "Enseñar siempre: en el patio y en la calle como en la sala de clase. Enseñar con actitud, el gesto y la palabra" (Mistral, Gabriela. Magisterio y niño. Santiago: Andrés Bello, 1979, p. 39).

Para ella la educación no era simplemente la trasmisión de conocimientos, ni tampoco la redujo a su papel economicista, orientado a la preparación de los estudiantes para su inserción en la mecánica laboral. Para la Nobel de Literatura la educación fue un proceso vital. En su concepción, la enseñanza conservaba una belleza perfecta que la encumbra misteriosamente a la altura de la más alta poesía. El maestro era un verdadero artista, más allá de un conductor de espíritu. Enseñar significaba desplegar un constante dialogo con las experiencias vitales, en directa relación con la naturaleza y los problemas sociales vigentes.

En términos institucionales Gabriela Mistral abogó por el surgimiento de la Escuela Nueva o Activa donde toda la infancia accediera a la educación siendo obligación de los adultos velar por su asistencia. En 1910, en plena conmemoración del Centenario de Chile, la joven maestra Gabriela Mistral publicó el artículo "Ventajoso Canje" en el periódico El Coquimbo, exhortando a la instauración de una Ley de Instrucción Primaria Obligatoria. La poetisa, siempre comprometida con la enseñanza, frecuentemente divulgaba en charlas y conferencias su pensamiento pedagógico, visitaba establecimientos educacionales e incluso fue invitada a México para ponderar la introducción de reformas educacionales.