La Junta Militar que presidió el General Augusto Pinochet inmediatamente clausuró el Congreso y declaró la ilegalidad de los partidos de izquierda y el receso forzoso de los otros. La Democracia Cristiana, que en un principio se mostró cercana al nuevo régimen, rápidamente pasó a la oposición y comenzó a sufrir la persecución y el exilio de algunos de sus dirigentes y militantes. El partido asumió entonces el liderazgo de la oposición a la dictadura militar, tanto en el plebiscito de 1980 como en las movilizaciones sociales a partir de 1982, hasta lograr derrotar al General Augusto Pinochet en el plebiscito del 5 de octubre de 1988.