Grupo diverso de mujeres profesionales
Según el censo de 1907, 361.012 mujeres trabajaban remuneradamente en el país; el número de mujeres que había estudiado en la universidad se reducía a 3 abogadas, 7 médicos, 10 dentistas y 10 farmacéuticas. En contraste, el censo de 1952 registraba 539.141 mujeres que trabajaban en actividades remuneradas, consignaba que 40.176 mujeres declaraban el ejercicio de profesiones y trabajos técnicos, entre las cuales, más de seis mil contaban con educación universitaria. Sin duda, el escenario de los oficios y profesiones para las mujeres se había ampliado en función del número creciente de mujeres que concluía el periodo escolar y que aspiraba a seguir estudios superiores. Razones de carácter económico y la ampliación del mercado laboral de los oficios que aquellas privilegiaban, se cuentan entre las motivaciones para ingresar a la universidad. Junto a la Universidad de Chile, la Universidad de Concepción instruía profesoras en los primeros años del siglo XX y la Universidad Católica permitía el ingreso de mujeres a su casa de estudios a partir de 1932, ampliándose así la oferta de estudios superiores dirigida a la población femenina.
Junto con el interés creciente de las mujeres por cursar estudios universitarios, nacieron agrupaciones femeninas de tipo gremial como la Asociación de Mujeres Universitarias de Chile, la Asociación Médica Femenina, la Asociación de Enfermeras Universitarias, entre otras, que dieron un importante impulso a la visibilidad pública de las mujeres profesionales en el Chile moderno.