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Impacto en la vida política

La Guerra del Pacífico fue liderada de manera exitosa por los gobiernos de la Alianza Liberal de los Presidentes Aníbal Pinto y Domingo Santa María. Tras los triunfos militares y diplomáticos que les permitieron disponer de nuevos territorios y de la riqueza salitrera para reactivar la economía, los liberales contaron con respaldo ciudadano para implementar su ideario de democratización y laicización de las instituciones públicas.

Sus reformas políticas permitieron que en 1884 se estableciera el voto secreto, al tiempo que se declaró a las mujeres como no calificadas para sufragar. Cinco años después, en 1888, una nueva reforma propuso la creación de un registro electoral permanente, eliminó los requisitos patrimoniales para tener la calidad de ciudadano y estableció una edad mínima para sufragar de 21 años.

Otra línea de acción estuvo destinada a reducir el papel de la Iglesia Católica en la sociedad chilena, mediante la promulgación de las llamadas leyes laicas. La ley de cementerios de 1883 secularizó los cementerios públicos, y las leyes de matrimonio y de registro civil de 1884 relevaron de estas funciones a las parroquias, traspasándolas a organismos estatales.

También se produjo el fortalecimiento del sentimiento patriótico de todos los sectores sociales, lo que contribuyó a un sentimiento identitario nacional. Durante la guerra, la exaltación de la chilenidad y de sus héroes, particularmente en el caso de Arturo Prat, fue una constante. Tras el término del conflicto se sucedieron una serie de publicaciones, ceremonias, actos públicos, desfiles e inauguraciones de estatuas y monumentos que mantuvieron latente el triunfo obtenido y el sacrificio de los caídos por la cada vez más enraizada noción de "patria".