Danza


Se conoce con este nombre una danza que se realiza en la cuarta y quinta región ante el altar, en homenaje a la virgen, algún santo, la cruz, el niño Dios, y acompaña además, velorios de angelitos, (niños muertos a temprana edad).
Margot Loyola y Osvaldo Cádiz cuentan que la han visto danzar en forma individual masculina o femenina, y también por dos personas del mismo sexo o mixtas. Después de un saludo o dos, con su respectivo avance y retroceso en línea recta y con pañuelo en mano derecha se realizan pequeñas evoluciones o solo leves rotaciones del cuerpo erguido, a derecha e izquierda, siempre con la mirada fija en el homenajeado.
En noches de vigilia interminable y sin descanso, los fieles profesan su fe frente al altar, a través de una gran diversidad de pasos zapateados, escobillados, cepillados, caminado y valseados.
El instrumento que acompaña la danza es la guitarra y es ejecutada por hombres, que generalmente son los cantores que están en la vigilia alabando con canto a lo divino. El acompañamiento es simple, rasgueado, y la ayuda de un percusionista que tamborilea sobre la caja con los nudillos, doblando la formula rítmica.
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