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años veinte y década de 1930

El boxeo chileno se consolidó durante las décadas de 1920 y 1930. En estos años, rutilantes figuras como Luis Vicentini y Estanislao "Tani" Loayza se perfilaron como verdaderos ídolos nacionales. El primero, chillanejo, fue apodado "El Escultor de Mentones". Combatió contra Loayza el 26 de octubre de 1930 en los Campos de Sports de Ñuñoa. Con victoria para el segundo, el evento fue el más importante de aquellos tiempos. Dos años después, Vicentini se retiró de la actividad.

Por su parte, el "Tani", iquiqueño de oficio matarife, alcanzó relevancia incluso a nivel internacional cuando Luis Bowey, representante vinculado a la Compañía Sudamericana de Vapores, lo llevó a probar suerte en los Estados Unidos. Debutó en el país del norte el 2 de enero de 1925, en el Madison Square Garden de Nueva York. El 13 de julio del mismo año tuvo la oportunidad de disputar el título mundial. Su rival fue el campeón de peso liviano Jimmy Goodrich y el combate se realizó en el estadio Queensboro de Long Island. Una severa lesión en el tobillo derecho provocada por un pisotón del árbitro, el ex boxeador peso pesado Gumboat Smith, significó el abandono del retador.

Por aquel tiempo también gozó de enorme popularidad la figura de Quintín Romero, quien desarrolló una fulgurante carrera en el extranjero. Esta, sin embargo, se vería prematuramente truncada: en pleno ascenso y luego de una serie de notables victorias en los rings neoyorquinos, los golpes recibidos en una de sus últimas peleas de 1928 lo dejaron con sus "facultades mentales sensiblemente trastornadas" y sumido en la pobreza (Match (8):3, 31 de enero, 1929).

En la década del treinta, destacó en los cuadriláteros la figura de Antonio Fernández, apodado cariñosamente "Fernandito" o "El Eximio". Campeón chileno y sudamericano de los pesos plumas amateur, su carrera profesional explotó luego de su victoria ante Manuel Celis en 1929. Posteriormente derrotó al emblemático "Tani" Loayza, para luego hacer carrera en Argentina y Estados Unidos, donde llegó a ganar trece peleas. Lamentablemente nunca tuvo la oportunidad de disputar la corona mundial, a pesar de haber sido considerado cuarto en el escalafón internacional de su categoría. Luego de casi veinte años de dedicarse a la actividad, se despidió de los cuadriláteros el 21 de marzo de 1948, luego de un combate ante el peruano Antonio Frontado.