Ley de cementerios civiles


Esta ley fue respondida duramente con un decreto eclesiástico que estableció el cese de las misas en las capillas de los cementerios y la supresión de los responsos de los capellanes. Los párrocos tampoco podían expedir permisos para sepultar, ni celebrar misas de exequias a quienes pretendían enterrar a sus muertos en los cementerios fiscales.