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Culto a los muertos

Uno de los rasgos que llamó la atención de los españoles que llegaron a América, fue la relación que los indígenas mantenían con sus muertos. Si bien existían diferencias radicales de fondo, en ambos mundos se daba un trato especial a los difuntos, bajo la convicción de que existía de una dimensión más allá de la muerte.

Entre los indígenas que habitaban nuestro país, el culto a los muertos guardaba estrecha relación con la devoción a los antepasados, quien moría se convertía en un guardián protector de su estirpe desde el más allá, pudiendo intervenir activamente en el devenir de la comunidad.

Los muertos constituían una presencia viva entre los indígenas, creencia que se traspasó al culto de las animitas. De este modo, es posible ver animitas que son decoradas según la festividad vigente -fiestas patrias, navidad, cumpleaños, etcétera-, siendo permanentemente integradas al tiempo vital de sus deudos.