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Estereoscopía

La técnica estereoscópica está basada en la recomposición de la visión binocular propia del ser humano. Al combinar dos tomas levemente desiguales de un mismo objeto, este procedimiento logra dar una ilusión de tridimensionalidad, simulando la percepción de profundidad, perspectiva y relieve natural.

El desarrollo de la estereoscopía es casi tan antiguo como el de la fotografía misma: David Brewster patentó el procedimiento en 1844 y el primer dispositivo fotográfico equipado con esta tecnología salió al mercado en 1850. Consistía en una doble cámara capaz de obtener dos tomas simultáneas levemente divergentes, una más a la derecha y otra más a la izquierda. El resultado -análogo al que puede obtenerse desplazando manualmente una cámara simple- es una placa de vidrio con dos fotografías, la que se inserta en un visor especial con dos oculares, llamado estereoscopio.

El uso comercial de esta técnica estuvo en boga entre 1850 y 1880. A partir de entonces, gracias a la disminución de los costos de los dispositivos e insumos fotográficos en general, la estereoscopía se extendió también entre los aficionados. En Chile, varios de ellos la utilizaron, entre los cuales destacan Manuel Domínguez Cerda, León Durandin, Carlos Mujica Varas y Julio Bertrand Vidal (1888-1918).