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La Revista Católica (1843-1894)

La verdad es quien vence: la caridad es el triunfo de la verdad.
San Agustín, Sermón 358

Este epígrafe acompañaba a cada número de La Revista Católica. Esta publicación surge como respuesta de la Iglesia al efecto que causaban los periódicos irreligiosos en la conciencia de los chilenos. Tras el fracaso de su intento por prohibir la lectura de los periódicos liberales y al no ser la prédica y los sermones suficientes para aplacar los alcances de estas publicaciones en la destrucción de los valores cristianos, surge el 1 de abril de 1843 el primer número de la Revista Católica.

La publicación de un órgano oficial fue la solución encontrada por los prelados, mucho más pragmática y activista, para que actuara como plataforma de difusión de sus dogmas y posturas, y así lograr contrarrestar la ya preocupante invasión de las ideas liberales y la indiferencia religiosa que ellas portaban.

En sus comienzos, la publicación aparecía dos veces al mes y a partir de 1852, semanalmente. Era financiada por el Arzobispado de Santiago y su cuerpo de redactores estaba formado por miembros del clero, en su mayoría profesores del Seminario Pontificio. Algunos de ellos llegaron a ser rectores del Seminario, como Justo Donoso, José Miguel Aristegui, Eugenio Guzmán, Manuel Orrego y Joaquín Larraín Gandarillas. Este último fue cofundador de la revista y miembro del comité de redacción.

Su principal impulsor, director y fundador, fue el arzobispo Rafael Valentín Valdivieso, quien contó al comienzo con sólo dos colaboradores: José Hipólito Salas y el ya mencionado Larraín Gandarillas. Entre los tres redactaban los artículos y secciones de la revista.

En 1863, el presbítero Crescente Errázuriz Zañartu, sobrino del mismo Valdivieso y futuro arzobispo de Santiago, tomó la dirección de la revista hasta su cierre en 1874.

En un principio, la revista contaba con cuatro secciones, la primera sobre Derecho Canónico, dirigida a toda la sociedad con el fin de que se volvieran a estudiar los libros maestros; otra de Reglas y comentarios eclesiásticos, dirigido especialmente a la instrucción de los párrocos en determinadas materias; una tercera de Literatura, donde se presentaban a autores clásicos en ciencias sagradas; y finalmente, una de Disposiciones de prelados y diócesis, dirigida a informar a toda la familia católica. Más tarde se crearon otras secciones como: "Conferencias religiosas" y "Ciencias sagradas" y una sección que se refería a las diócesis de regiones.

La revista en sus inicios se mantuvo ajena a las polémicas que encendían a sus pares de la prensa. Su lenguaje era claro, argumentativo y tranquilo. Sin embargo, los eventos del siglo y los ataques de que era objeto la Iglesia, la impulsaron al poco tiempo a adoptar un tono más agresivo y de confrontación. Hacia 1852, la publicación inició su desvinculación como vocero oficial del Arzobispado, al mismo tiempo que dejó de ser quincenal, para imprimirse una vez por semana. La religión y la política inevitablemente se mezclaron y La Revista Católica, se convirtió en el instrumento de algunas personalidades del partido Conservador, y de legitimación de la prensa doctrinal comprometida. Así, a través de este medio, la Iglesia participó en las discusiones del siglo, reconociendo como su principal antagonista a El Mercurio de Valparaíso y luego de 1855 a El Ferrocarril de Santiago.