Subir

Secularización y anticlericalismo

La construcción de la sociedad civil, tarea emprendida por los próceres de la Nación, implicó, como una de sus consecuencias más sensibles, la progresiva erosión de la concepción religiosa de la vida. La Independencia inauguró una era caracterizada por la disociación creciente entre religión y nación, o mejor dicho, entre religión y Estado, y una corriente secularizadora invadió paulatinamente todos los ámbitos de la sociedad, incluso aquellos que por siglos habían estado en manos de la Iglesia.

Hacia 1840 aparecieron y se difundieron nuevas corrientes intelectuales que comenzaron a disputar al catolicismo su hegemonía. Las tendencias librepensadoras adquirieron importancia social y política, dándose inicio a la actitud anticlerical, que lentamente fue ganando adeptos. Esta última defendía la libertad de cultos, la tolerancia civil y religiosa, y la laicidad del Estado y de sus instituciones.

La Iglesia, por su parte, tomó cada vez más a una posición ultramontana.