Nacido en la ciudad alemana de Duisburg, el bailarín y coreógrafo Ernst Uthoff (1904-1993) ingresó en 1927 a la compañía de Kurt Jooss, donde asumió uno de los roles centrales en el célebre montaje La mesa verde, que le valió el prestigio internacional al colectivo.

Uthoff fue miembro de este grupo hasta 1941, cuando la compañía emprendió una gira por Sudamérica. Un año después se estableció en Santiago junto a su esposa Lola Botka, contratado por el Instituto de Extensión Musical de la Universidad de Chile para crear la Escuela de Danza y fundar el Ballet Nacional Chileno.

En Chile, Uthoff ejerció la dirección de la compañía con un alto nivel de exigencia y profesionalismo e impulsó la instrucción de los intérpretes chilenos en ballet clásico, danza moderna y danza expresionista. Ello se tradujo en la formación de un cuerpo de baile de primer nivel, cuyas producciones revelaban una identidad propia.

Tras la intervención del colectivo en cuadros de varias óperas, Uthoff logró que este debutara en forma independiente el 18 de mayo de 1945, bajo el rótulo de "Ballet de la Escuela de Danza". El espectáculo escogido fue una versión de Coppelia que dirigió con favorable acogida de crítica y público.

A Drosselbart o el Príncipe Mendigo (1946), La leyenda de José (1947), Czardas en la noche (1949), Don Juan (1950) y Petrushcka (1952), sumó el 12 de agosto de 1953 su coreografía más conocida, Carmina Burana, basada en la partitura de Carl Orff. Esta creación le dio a la compañía celebridad internacional y se convirtió en parte del repertorio esencial de la historia de la danza en Chile.

En dos décadas consagrado a la enseñanza formó a la primera generación de coreógrafos locales, compuesta por nombres como Patricio Bunster, Malucha Solari, Luis Cáceres, Octavio Cintolesi y Virginia Roncal.

Se retiró de la actividad en 1966. En el año 1984 le fue conferido el Premio Nacional de las Artes.