La década de los años cincuenta fue particularmente importante para el desarrollo y divulgación del pensamiento filosófico en Chile, no sólo porque se dio inicio a la primera publicación de carácter filosófico, la Revista de Filosofía, sino, además por los significativos aportes realizados por un grupo de reconocidos filósofos extranjeros que, en mayor o menor medida, introdujeron el estudio cabal del pensamiento contemporáneo y formaron a más de una generación de académicos.

Entre los españoles, que llegaron a la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile, se destacaron los nombres de Francisco Soler y Cástor Narvarte. El primero cumplió un notable papel en lo que concierne a la introducción del pensamiento de Xavier Zubiri y de José Ortega y Gasset, sobre todo por el hecho de haber sido discípulo directo de los mentados autores, máximos representantes de la filosofía española de la época y, en el último caso, el particular receptor de la filosofía heideggeriana en lengua castellana.

Los más connotados pensadores que introdujeron la filosofía de Martin Heidegger fueron el italiano Ernesto Grassi y el diplomático peruano Alberto Wagner de Reyna. Ambos estudiaron con el filósofo alemán y el segundo ha obtenido gran reputación como el mejor traductor de las obras del maestro en América Latina.

La labor conjunta de otros señeros filósofos chilenos como Jorge Eduardo Rivera, se tradujo en el fortalecimiento de los lazos de la filosofía chilena con la filosofía alemana contemporánea, lo que significó comenzar a dejar atrás el excesivo y erudito trabajo de la tradición aristotélica y tomista para reflexionar en torno a parte de los problemas y desafíos que traía consigo la sociedad contemporánea.

Una de las últimas, pero quizás más importantes, visitas fue la realizada por el pensador adherido a la tradición alemana Ernst Tugendhat, quien llegó a Chile en el año 1992 y se estableció como profesor visitante, en el Instituto de Filosofía de la Universidad Católica de Chile, hasta el año 1996.