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El pensamiento filosófico de Andrés Bello

El pensamiento filosófico de don Andrés Bello ha pasado prácticamente desapercibido ante la magnitud e importancia de su obra jurídica, política y pedagógica, llevada a cabo en los inicios de la formación republicana de Chile.

Su formación filosófica se inició en Venezuela y se profundizó en Londres, Inglaterra, donde se familiarizó con el pensamiento de la denominada Escuela Escocesa y la filosofía del Sentido Común. Pronto descubrió las obras de Jeremy Bentham, que tradujo y analizó. Luego comenzó a asumir una postura crítica ante la filosofía empirista de John Locke, de David Hume y ante el aparente subjetivismo presente en el pensamiento de George Berkeley.

Sin embargo, su propio pensamiento filosófico resultó ser ecléctico, en la medida en que pareció asumir en más de una ocasión el pensamiento racionalista moderno, la ontología teológica católica y aristotélica y ciertos rasgos que lo acercaban al empirismo filosófico. Aunque, en relación a este último, siempre renegó del fundamental recurso a la experiencia, para fundar el centro de su atención en la interioridad del sujeto cognoscente, en la interioridad del alma humana.

Sus intereses generales giraron en torno a la teoría del conocimiento, la lógica, la gramática, la filosofía del derecho y la filosofía moral. Parte de dichos intereses quedaron impresos en su obra filosófica que quedó dividida en dos partes: Filosofía del Entendimiento y Filosofía Moral, y que fue publicada póstumamente en el año 1881. La primera de ellas, daba cuenta de las facultades y operaciones del entendimiento en el proceso del conocimiento y de las reglas para dirigir dichas facultades, es decir, la lógica. En general, toda esta primera parte remitía al estudio de una teoría general del conocimiento y donde suelen verse algunas de las influencias ejercidas por las obras de autores como Descartes, Newton, Kant o Fichte, que Bello recoge, critica o rechaza. La segunda, remitía a los problemas referentes a la psicología moral y a la ética.

Sin embargo, su pensamiento filosófico también estuvo orientado hacia intereses religiosos, lo que le impidió asumir gran parte del pensamiento de Stuart Mill, y de algunos positivistas, hacia los que parecía tender sobre todo en lo concerniente a cuestiones de Lógica y de teoría del conocimiento.

Como buen hombre ilustrado, Bello se sintió, además, profundamente preocupado por los problemas de la cultura, el derecho, la política y la educación sobre todo en una época, como la suya, que tenía como objetivo esencial procurar la constitución política del estado moderno y la formación republicana del pueblo de Chile.