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Religión de la Humanidad

El tema de la religión de la humanidad de cuño comteano, configuró parte del punto de quiebre que separó a las corrientes conservadora y liberal de la filosofía positivista en Chile. En efecto, algunos miembros de esta última, como José Victorino Lastarria y luego Valentín Letelier, creyeron ver, en la sustentación de dicho planteamiento, una recaída en las posturas metafísicas, antiprogresistas y conservadoras que tanto deseaban combatir porque encadenaban aún más al hombre y a las sociedades impidiéndoles asumir el progreso en libertad; impidiéndoles asumir la tan necesaria autodeterminación social, política y cultural. Para estos hombres, el tema de la religión de la humanidad que introducía formas y relaciones prácticamente rituales entre los miembros de una iglesia positivista, laica pero iglesia al fin y al cabo, implicaba seguir manteniendo estructuras ideológicas semejantes a las establecidas por las instituciones del otrora poder colonial. En otras palabras, mediante dicha preconización se trataba de cambiar viejas instituciones por otras nuevas que, sin embargo, tampoco lograban incentivar el libre pensamiento y que podían implicar el reestablecimiento de formas acríticas de sujeción y dominio del hombre por otros hombres, deteniendo con ello el progreso y la libertad individual y social, que era lo que justamente se trataba de evitar a través de los aportes de la reflexión filosófica y política del positivismo.