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Hermanos Lagarrigue

Los hermanos Jorge (1854-1894), Juan Enrique (1852-1927) y Luis (1864-1949) Lagarrigue constituyeron en Chile el grupo más importante de divulgación del positivismo comteano. En 1872, siendo aún muy jóvenes, ingresaron a la Sociedad Ilustrada, donde, una vez muerto el director fundador, asumió el cargo el mayor de los Lagarrigue, Jorge.

Sin embargo, el enorme espíritu de curiosidad intelectual les impulsó a asistir y a participar paralelamente en las actividades realizadas en la Academia de las Bellas Letras. Allí entraron en contacto con Lastarria, con Valentín Letelier, con una atmósfera intelectual proclive al positivismo europeo y, en su mayor parte, dispuesta a aplicarlo en Chile.

Jorge Lagarrigue tomó la tribuna y proclamó, por primera vez, un fervoroso discurso en defensa de la filosofía positivista. Discurso que se publicó en el órgano externo a la Academia: la Revista Chilena, dirigida por Diego Barros Arana y por Miguel Luis Amunátegui.

A partir de entonces, los Lagarrigue iniciaron serios estudios sobre el positivismo Comteano. Jorge emprendió viaje hacia París y se contactó con uno de los maestros del positivismo francés: Emile Littré. Sin embargo, terminó adhiriendo totalmente a la Sociedad Positivista de Auguste Comte. En su breve estadía en Chile fundó, hacia el año 1883, la Iglesia Positivista de Chile que posteriormente constituyó la Sociedad Positivista.

Jorge, Juan Enrique y Luis iniciaron una amplia labor divulgativa publicando artículos, escribiendo cartas, intentando ejercer proselitismo con hombres como Valentín Letelier que, sin embargo, no estaban dispuestos a asumir en integridad el pensamiento comteano, particularmente en sus rasgos más religiosos y conservadores.

La crisis política experimentada en Chile en 1891, determinó claramente la escisión del positivismo: por una lado estaba el pensamiento conservador, encarnado por los hermanos Lagarrigue, y por el otro lado se encontraba el pensamiento liberal, de cuño lastarrino y más cercano al pensamiento de Littré y de Spencer, que era sostenido por Letelier.