Subir

Mujer

El positivismo chileno sostuvo, en general, una postura bastante favorable frente a la persona y al rol de la mujer. Sin embargo, dicha postura varió dependiendo se tratara del discurso positivista conservador, encarnado en los hermanos Lagarrigue, o del liberal, encarnado en las figuras de Lastarria, primero, y Valentín Letelier después.

En el primer caso, se valoró sobremanera a la mujer desde una perspectiva educacional e ideológica paternalista. Es decir, se la apreció sobremanera porque en gran parte recaería en ella la formación educativa de los miembros de la sociedad al poseer un carácter moral superior al de los hombres. Carácter moral relacionado fundamentalmente con la mayor capacidad expresiva emocional. En última instancia, empero, el positivismo encarnado en el pensamiento de los hermanos Lagarrigue, siguió siendo conservador.

En el segundo caso, la apreciación y valorización de la mujer y de sus capacidades se comprendieron desde una amplia perspectiva liberalista. La mujer no sólo era capaz de ejercer un rol sino que además poseía o podía poseer tantas o más capacidades que el hombre para ejercer las labores y actividades que ayudarían al desarrollo de la sociedad, en sus ámbitos literarios, educacionales e incluso políticos.

De hecho, ya la misma Academia de las Bellas Letras acogió y rindió tributo a una de las primeras novelistas chilenas, Rosario Orrego.