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José Santos Külapang (Quilapán)

José Santos Külapang (conocido como Quilapán), fue un toqui y ñidolongko mapuche que organizó a los wenteche, huenteche o arribanos para llevar a cabo la resistencia contra la ocupación militar y colonización de la Araucanía por parte del Ejército y el Estado de Chile. Fue hijo del también reconocido toqui y ñidolongko Juan Mañilwenü (1790-1862).

Nació en la localidad de Adencul, pero no se sabe la fecha y se conoce muy poco de su niñez. En su adolescencia, su padre lo envío por el paso Llaima en las cercanías del volcán del mismo nombre hacia Argentina, como muestra de lealtad y compromiso con su alianza e integración a la confederación que levantó el líder mapuche de las pampas Juan Kallfükurra (1778-1873). Durante su estadía en las tierras de Kallfükurra se convirtió en uno de sus líderes militares más importantes y llegó a ser su lugarteniente. Regresó a Ngülumapu -concepto utilizado por los mapuche para referirse a las tierras habitadas por ese pueblo al lado occidental de la Cordillera de los Andes- o Araucanía chilena a fines de la década de 1850 y posiblemente participó en el levantamiento general de 1859 (Bengoa, José. Historia del pueblo mapuche. Siglos XIX y XX. Santiago: LOM, 2017, p. 88-89).

La historia personal y familiar de Külapang fue reconstruida por Tomás Guevara Silva (1865-1935) y Manuel Manquilef González (1887-1950) en la obra Las últimas familias y costumbres araucanas (1913), donde recogieron los relatos de Juan Kallfükurra y Juana Malen. Según estos testimonios, era "chico, delgado y blanco. En valor igualaba a su padre. Aborrecía lo mismo que este a los chilenos. 'Quieren hacer pueblos, decía, para acorralarnos como vacas'" (Guevara, Tomás. Las últimas familias y costumbres araucanas. Santiago: Imprenta, Litografía y Encuadernación Barcelona, 1913, p. 71). Tuvo tres esposas, de las cuales solo se entrega datos de dos: la propia Juana Malen, hija del longko Faustino Kilaweke con quien generó una alianza permanente y fue uno de sus generales; y la segunda esposa hija del longko Kolicheo, de la localidad de Dollinco. Tuvo seis hijos, de los cuales Epuleo, Namunkura y Linkopan lo acompañaron en sus malones y asaltos al Ejército chileno (Guevara, p. 72).

Durante los inicios de la "colonización espontánea", los más afectados por la ocupación y usurpación de tierras fueron los wenteche, ya que los fuertes "Huequén, Cancura, Mariluán, Chihuaihue, Perasco, Curaco y Collico que se habían fundado en esos años, colindaban o estaban situados directamente al interior de sus posesiones. Por lo tanto, este sector no tenía más alternativa que la defensa de sus tierras" (Bengoa, p. 193).

Por ello, y luego de la muerte de su padre en 1862, Külapang se hizo cargo de su ayllarewe o aillarehue y comenzó el trabajo de reconciliación y unificación de las posturas entre las diferentes comunidades y reducciones, sobre todo entre los wenteche, quienes por tradición se opusieron a la republica chilena, a la ocupación de sus tierras y que respetaban la memoria de parlamentos y acuerdos entablados con el gobierno español. A pesar de ser hijo de un toqui y ñidolongko, Külapang debió ser reconocido por los líderes de las otras familias y comunidades. Aunque en las pampas argentinas era conocido por su liderazgo, en Ngülumapu su posición estuvo supeditada a la de otros líderes más viejos y con mayor experiencia. Para ganar su confianza, llamó en varias ocasiones a los líderes mapuche a parlamentar.

Existen versiones distintas respecto a cuál habría sido el parlamento en que fue nombrado toqui. Según uno de los relatos rescatados por Guevara y Manquilef, habría sido en un parlamento realizado en Perquenco -idea respaldada por el investigador José Bengoa-, mientras que otro señala que habría sido más al sur, en Loncoche. Por su parte, el longko Kidel ubicó el parlamento en Pitrahue, en las cercanías de Temuco. En definitiva, asistieron diversos longkos, siendo los principales "Mariwal de Chanco, Lievio de Nielol, Katrikura de Loncoche, Montri de Perquenco, Nawelkura del mismo lugar, Ñankucheo de Collico (Ercilla), Lienan de Temuco, Esteban Romero de Truftruf, Pancho Kuramil de Collahue, Pikuche de Cajón y muchos caciques más. Kilapan dijo sus palabras todo el día. Se acordó de que su padre Mangin había defendido sus tierras. No quería que sus mujeres y sus hijos fuesen sirvientes de los chilenos" (Guevara, p. 75). Los únicos que no se unieron a la alianza fueron Koñoepan (Coñoepán) y Painamal, quienes se declararon fieles aliados del gobierno chileno.

Külapang mantuvo la idea tradicional de que aún estaba vigente la alianza con el rey de España o con cualquier fuerza externa que les ayudara a enfrentar a los chilenos. Siguiendo esa línea, se alió con el francés Oréllie Antoine de Tounens (1825-1878) y apoyó su idea de crear una monarquía en los territorios de la "Araucanía y la Patagonia". Aunque esa experiencia fracasó, igualmente aprovechó la guerra contra España de 1865 para organizar sus fuerzas. Cuando logró la unidad de la mayoría de los líderes wenteche y algunos nagche o abajinos, comandó la ofensiva mapuche frente al plan de ocupación del general José María de la Cruz (1818-1874), ejecutado por Cornelio Saavedra (1821-1891), José Manuel Pinto (1799-1875) y sus hombres.

La estrategia de Külapang fue la de desgaste. Realizó avanzadas rápidas contra las tropas, quemó y asaltó casas, realizó constantes robos de ganado y de pertrechos en las posiciones del Ejército y en los pueblos, y atacó los fuertes chilenos en las líneas de frontera de Malleco y Cautín. Luego retrocedía y escondía sus fuerzas en los bosques, quebradas y pantanos. Las familias se escondían en el interior, cerca de la cordillera y se movilizaron constantemente para evitar ser localizados. El primer enfrentamiento directo entre los chilenos y las fuerzas de Külapang se realizó en 1868 en Quechereguas, donde derrotó al teniente coronel Pedro Lagos (1832-1884) y al capitán Juan José San Martín (1839-1880), hombres de importancia en el Ejército del general Pinto (Bengoa, p. 205-206).

Durante el período 1869-1871 los ataques mapuche se fortalecieron gracias a las tácticas de Külapang. Fue tal el grado de daño ejercido, que el general Pinto se vio obligado en 1870 a presentar públicamente la declaración de guerra y solicitar más recursos al gobierno central. Para detener las bajas, Pinto incorporó la táctica de "tierra arrasada" y de incursiones punitivas, con las que tomaba prisioneros y destruía cualquier asentamiento mapuche a su paso. Sin embargo, esta táctica no fue tan efectiva debido a la movilidad permanente que adoptaron las comunidades bajo el mandato de Külapang.

Igualmente, debido al deterioro causado por la guerra, la pérdida de abastecimiento y la imposibilidad de cultivar y arriar ganado, el año 1869 algunos longkos hicieron la paz con Saavedra y Pinto y les dieron permiso o vendieron algunas de sus tierras para que estos continuaran con la construcción de fuertes y la fundación de pueblos colonos. A pesar de lo anterior, la ofensiva de Külapang se mantuvo hasta 1872, cuando decidió cambiar de estrategia, se movilizó al sur y desde allí intentó comunicarse con los líderes chilenos, sobre todo con el coronel Basilio Urrutia (1816-1881) y abrir un periodo de tregua, que coincidió con la consolidación de la línea fronteriza de Malleco, los primeros remates públicos de tierras en Santiago y la extensión del ferrocarril hasta San Rosendo (Bengoa, 249-263).

Külapang falleció unos años después, en 1875, producto de una enfermedad infecciosa y fue enterrado en Loncoche en un lugar desconocido. Su recuerdo, sin embargo, fue fundamental al interior de las comunidades wenteche, que llevaron a cabo un último intento de levantamiento general entre 1880 y 1883.