La Familia fue un periódico publicado entre agosto de 1890 y diciembre de 1892, que alcanzó un total de 94 números. Mantuvo elementos de la prensa decimonónica, sin embargo es reconocido como una "primera forma magazinesca", tanto por su contenido de carácter misceláneo como por la integración de imágenes -específicamente grabados- en todos sus números. Fue fundado, dirigido y editado por Celeste Lassabe (1860-1927), según Carol Arcos, con una "finalidad económica de corte empresarial" (Arcos, Carol. "Novelas-folletín y la autoría femenina en la segunda mitad del siglo XIX en Chile". Revista Chilena de Literatura. Número 76, abril 2010, p. 66).

En su prospecto, La Familia se presentó como un medio periódico que "separándose un poco del rumbo seguido por los demás órganos de la prensa diaria" se propuso llevar "al seno del hogar doméstico informaciones útiles, relativas a todos los ramos de la actividad de la familia, lecturas amenas y variadas que abracen el campo casi ilimitado de las especulaciones intelectuales, problemas y recreaciones científicas destinadas a desarrollar el gusto por los trabajos del espíritu" ("Nuestra primera palabra". La Familia. Número 1, 15 agosto 1890, p. 2).

También en este prospecto, La Familia anunció la inclusión de "una lámina grabada" en cada número. Los grabados fueron un aspecto distintivo de la publicación, lo que se destacó en la sección permanente "Nuestros grabados". En ella, se describió la imagen de la portada, así como las imágenes interiores; en ocasiones, se dio noticia de los ilustradores, artistas grabadores y estudios fotográficos productores de los grabados; así como se informó de innovaciones técnicas.

Además de "Nuestros grabados", La Familia contó con otras secciones regulares. Una de estas fue "Carta parisiense" escrita por Ambrosina C., desde París. La sección apareció en la mayor parte de los números del periódico y, en sus primeras entregas, dio cuenta de las tendencias de moda orientadas a mujeres que observaba en la capital francesa. Al poco tiempo, "Carta parisiense" incorporó comentarios de corte social y artístico, especialmente, relativos a salones de pintura.

La Familia incluyó secciones orientadas a la administración del hogar, como fue el caso de "Economía doméstica", en la que se entregaban recetas de cocina. También, hubo dos secciones en las que aparecieron textos de la escritora y directora del medio francés La Modé Illustrée, Emmeline Raymond (1829-1899). Sus artículos eran publicados en los apartados "Manual de la dueña de casa" -en el que daba orientaciones a las mujeres de élite para la organización económica y de tareas diarias del hogar- y "La educación del nene" -dirigida también a este mismo público-, en la que se presentaban consejos para la formación y corrección de la conducta de los niños y niñas en sus primeros años.

Respecto al análisis político y social, La Familia incluyó desde su primer número la sección "Cartas japonesas", aparecida en el contexto previo a la Guerra Civil de 1891. Estas crónicas ponían en escena la correspondencia entre dos figuras estereotipadas, el Conde Tchí y su hermano, el marqués Tchú, a quien el primero daba a conocer su opinión respecto de las costumbres políticas y sociales de Chile. El "Conde Tchí" fue uno de los seudónimos que utilizó Ricardo Cruz-Coke (1861-), colaborador frecuente en La Familia y esposo de Celeste Lassabe. Otra de las firmas que utilizó fue "Juan Marsella", con la que publicó, principalmente, textos literarios.

Cuando se cumplió un año de su aparición, La Familia incluyó algunos cambios. Por una parte, integró otras secciones regulares como: "Crónica política", "Vida santiaguina", "Revista agronómica" y "Teatros". Por otra, pasó de ser un medio de publicación quincenal a ser publicado semanalmente.

Ricardo Cruz-Coke firmó algunos de los textos de "Crónica política", sección que comenzó a ser publicada en agosto de 1892, hacia el término de la guerra civil, desde una perspectiva favorable al sector opositor a la administración de José Manuel Balmaceda (1840-1891). Esta sección de La Familia hizo referencia a la reestructuración política posterior a la guerra civil y a iniciativas que eran discutidas en el Congreso.

Si bien La Familia presentó sus contenidos en secciones más o menos fijas, también hubo colaboradores que dieron a conocer sus poemas, narraciones y ensayos en las páginas internas de la publicación. Algunos de estos fueron Eduardo Eliz (1861-1939), Eduardo de la Barra (1839-1900), Belisario Guzmán Campos (1847-1925) y J. Félix Rocuant Hidalgo. Un caso particular fue el de Celeste Lassabe, quien no solo escribió los textos informativos de la dirección de La Familia, sino que también dio a conocer narraciones literarias, como su novela Rosa de Abril y otros relatos, bajo el seudónimo de Lodoiska Maapaká.

El 12 de diciembre de 1892 apareció el último número de La Familia. Este término abrupto pudo deberse tanto a inconvenientes con la empresa de correos -por las "constantes demoras en despachos de correspondencia, y al extravío de sobres y encomiendas, que muchas veces incluían valores"- como a problemas económicos que se dieron a partir de los dos incendios de las oficinas del periódico, en 1891 y 1892, los que afectaron su "normal funcionamiento", creando "una amplia discusión sobre seguros comprometidos" (Hepp, Ricardo. Con letra de mujer. Celeste Lassabe Gassion. Santiago de Chile: A impresores, 2020, p. 164-165).

Desde el punto de vista de la prensa decimonónica, La Familia -así como La Revista de Valparaíso (1873-1874), La Mujer (Santiago, 1877), dirigido por Lucrecia Undurraga Solar (1841-1901), o el periódico homónimo publicado en Curicó por la Academia Mercedes Marín en 1897, entre otros, son ejemplos de la variedad de la producción de revistas y periódicos encabezados por mujeres.