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Manifestaciones rupestres e iconografía

El arte rupestre estuvo presente de forma abundante en todo el Norte Semiárido. Se trata mayoritariamente de petroglifos, aunque también se presentan pictografías en menor proporción. Estas manifestaciones se ubican preferentemente en los interfluvios o en la parte alta de los valles que, en la Región de Coquimbo, se exhiben desde el curso superior de la hoya hidrográfica del Elqui hasta el Choapa. Los petroglifos de esta zona fueron diferenciados en dos estilos: La Silla y Limarí, y adscritos a poblaciones de El Molle. Estudios más recientes, sin embargo, han dejado de manifiesto que la variación registrada en cuanto a técnicas, motivos y tipos de sitios, pone en cuestión los estilos previamente establecidos, además de abrirse a la posibilidad de que otras poblaciones, no sólo El Molle, sean autoras de los grabados, por ejemplo, poblaciones del Arcaico o Diaguitas. Esta problemática seguirá siendo compleja de definir debido a la imposibilidad de fechar estas manifestaciones directamente.

El estilo La Silla lleva este nombre por la gran cantidad de bloques con petroglifos que se presentan en el cerro homónimo y se distribuye desde el Elqui al norte. Los camélidos son el elemento característico, presentándose de forma esquemática y de distinto tamaño en relación a las figuras humanas, que poseen formas muy sencillas. Escasamente hay máscaras construidas con líneas simples. Más abundantes son las formas geométricas conocidas como escalerados, meandros, redes, figuras solares, laberintos, grecas, etc.

Por su parte, el estilo Limarí abarca desde el valle del Elqui hasta el Choapa, pero lleva este nombre ya que deriva de la cuenca hidrográfica donde alcanza su clímax, encontrando su máxima expresión en El Encanto. El tema más popular y que define la identificación del estilo, es la representación de máscaras, cuyos rostros pueden ser cuadrangulares o circulares, con tocados cefálicos o tiaras. Otros motivos pertenecientes a este estilo corresponden a figuras humanas estilizadas, el rectángulo de lados curvos y animales, principalmente camélidos estilizados. Entre los motivos abstractos, se encuentran con cierta abundancia grecas, espirales, cruz de lados iguales con contorno cruciforme, ganchos en paralelo y variedad de círculos.

En la Región de Atacama, los petroglifos se concentran en la parte alta del valle del Huasco, donde se aprecian motivos de animales, humanos y principalmente geométricos, algunos de los cuales se relacionan con el estilo La Silla. También son frecuentes pequeñas horadaciones circulares llamadas localmente "copitas", que se disponen agrupadas en la pared vertical de la roca, lo que las diferencia de las "tacitas". En la costa destaca también el sitio arqueológico de Las Lizas, cerca de caleta Obispo. Allí, junto a conchales y material cultural de piedra y cerámica, existe un conjunto de paneles grabados con representaciones de especies marinas.

Las pinturas rupestres, en cambio, son más comunes en la porción norte de la Región de Atacama, entre el límite sur del Despoblado y el río Copiapó. Ellas han sido vinculadas preferentemente con el complejo cultural Las Ánimas (700 - 1200 d.C.), pues el tipo de motivos nos remite a la iconografía del Noroeste argentino. No obstante, no existen hasta ahora estudios sistemáticos respecto de las pinturas de la región.

Sitios destacados con este tipo de manifestaciones son: Finca de Chañaral, donde existen principalmente camélidos de cuerpos semilunares, motivos geométricos y antropomorfos realizados en color rojo; Pájaro Verde en río Figueroa, que en variados colores (negro, blanco, café, gris, rojo, amarillo, negro azuloso y café rojizo) representa un mítico animal que combina cabeza de camélido y cuerpo de ave; en quebrada La Puerta, muy cerca del sitio homónimo de filiación Ánimas en el valle de Copiapó, se observan círculos concéntricos y camélidos pintados de rojo; y por último en Quebrada Las Pinturas, que desemboca muy cerca de Obispito, se observan personajes con vestimentas onduladas.