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sobrevaloración del suelo

Joaquín Díaz Garcés, en su texto titulado "Problemas agrícolas", firmado bajo el seudónimo de Ángel Pino, describió las vicisitudes de la actividad agropecuaria y cómo el ferrocarril modificó dicho negocio, puesto que ya no bastaban "tierra, abonos, préstamo hipotecario, semillas y cambio bajo. Es útil también conseguir una estación de ferrocarril en el medio de la propiedad" (Díaz Garcés, Joaquín. Páginas de Ángel Pino, p. 228). Y los consejos de este narrador no terminaron ahí, porque también era importante adquirir un terreno barato donde no pasara aún el ferrocarril y que una vez iniciados los cultivos se generara la necesidad de que el Estado construyera una vía ferroviaria para transportar los productos y de este modo el fundo quedara conectado al resto del país y el terreno fuera revalorizado.

Efectivamente, los terrenos cobraron un valor agregado por situarse cercanos a la red ferroviaria, y la proximidad a una estación implicó estar conectado tanto económica como socialmente al país y al mundo. Asimismo, este fenómeno se da también en las ciudades como Santiago y Valparaíso, de ahí que don Jovino Cortés, de la novela Las Quedadas de Juan Modesto Castro, elija el terreno para "edificar su anhelada fábrica" (Castro, Juan Modesto. Las Quedadas, p. 322) en el sector de Mapocho, donde el precio es bajo y se cuenta con la cercanía de la Estación Yungay.