Este arquitecto de origen francés, formado en la Escuela de Bellas Artes de París, llegó a Chile en 1848 contratado como arquitecto de Gobierno para que ejecutara aquellos proyectos de arquitectura civil que el Gobierno, las municipalidades de la capital, u otras ciudades nacionales le encargasen. En sus siete años de permanencia en el país logró dejar una huella profunda que marcó el perfil estilístico neoclásico de la capital durante esa época. Su obra más importante fue el proyecto para el Teatro Municipal y varias viviendas solicitadas por la burguesía.

Efectivamente, Brunet de Baines inició en nuestro país una arquitectura de carácter señorial, diseñando viviendas que de algún modo retomaron la sobriedad de las casonas de dos niveles del siglo XVIII, sin mucha ostentación pero con las proporciones necesarias para crear una elegante monumentalidad. Según Eugenio Pereira Salas, en este tipo de casas el zaguán de la antigua casona desapareció y la puerta cochera cambió de función para tener acceso a otro tipo de vehículos. La cámara, recámara y sala colonial fueron sustituidas por los estrados, salones, salitas de recibo, escritorios y bibliotecas. De gran importancia fueron las salas de música que concentraron la sociabilidad festiva de las familias distinguidas. De estas casas diseñadas por Brunet de Baines, que ahora sólo permanecen en el recuerdo, destacan la casa de Melchor Concha y Toro en Huérfanos con San Antonio, y la del General Bulnes, luego Liceo de Niñas N° 1.

Por otro lado, se le encargó la creación de la primera cátedra de arquitectura, fundada por decreto supremo del 17 de noviembre de 1849. El curso vespertino se inició en marzo de 1850 y contó con los apuntes redactados por Brunet de Baines, editados en 1853 bajo el título Curso de Arquitectura. Transcurridos dos años de la inauguración de sus clases en el Instituto Nacional, sólo quedaban dos alumnos, el agrimensor Manuel Aldunate y el artesano Fermín Vivaceta Rupio, quienes formaron parte de la primera generación de jóvenes chilenos que asistió a la incipiente cátedra. Brunet de Baines murió en Santiago de Chile en 1855.