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Pinturas al óleo de Carlos Dorlhiac

La producción de pinturas al óleo de Carlos Dorlhiac se desarrolló entre comienzos de 1900 y 1915. En su mayor parte de pequeño formato, estas pinturas representan paisajes campestres y escenas rurales en un estilo que tiene ciertos lazos con el impresionismo francés.

Dorlhiac, en estos años de aprendizaje autodidacta, dibujaba y pintaba tomando como motivos "lo absolutamente cercano, vecinal, lo que estaba allí" (Valle, Juan Carlos. Carlos Dorlhiac: la lente y la pluma. Santiago: Hilo Azul, 2010, p. 29). Pintando al aire libre, en sus paseos por los alrededores de Tomé, utilizó como modelo la naturaleza, produciendo escenas campestres y paisajes.

En 1905, conoció en Tomé al pintor santiaguino Antonio Polloni. Este, al reconocer el talento del joven Dorlhiac, le sugirió que emprendiera estudios metódicos de pintura en la capital. Al año siguiente, en circunstancias similares, Nicanor González Méndez (1864-1934), quien vacacionaba en la ciudad, insistió en la formalización de su aprendizaje artístico.

En el año 1907, Dorlhiac ingresó al taller que González dirigía en la Escuela Nocturna de la Sociedad de Fomento Fabril. Paralelamente, a sugerencia del propio González, Dorlhiac se inscribió en la Academia de la Universidad Católica que dirigía el pintor Pedro Lira (1845-1912). En ese ambiente, conoció a los artistas Pablo Burchard (1875-1964), Arturo Gordon (1883-1944), Agustín Abarca (1882-1953), Carlos Isamitt (1887-1974) y Jorge Letelier (1887-1966), entre otros.

1907, entre el taller de González y la academia, fue un año de intenso aprendizaje para Dorlhiac. Sin embargo, la muerte de su padre lo obligó a abandonar sus estudios para partir a Chillán a "hacerse cargo de los asuntos familiares" (Valle, p. 31).

Alejado del ambiente artístico de la capital, Dorlhiac continuó, no obstante, con su proceso de aprendizaje, viajando esporádicamente a Santiago a seguir las sesiones de la academia de Lira.

En 1915, presentó "al Salón Oficial de Santiago algunos óleos y unos pocos dibujos a lápiz" (p. 32). Fueron estos dibujos los que lo hicieron merecedor de la Medalla de Plata del salón. A partir de este reconocimiento, su trabajo como artista se centró en el dibujo a pluma y tinta para, desde 1919, dedicarse de manera exclusiva al dibujo, dejando un trabajo de aproximadamente 100 pinturas al óleo.