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Dibujos de Carlos Dorlhiac

Los primeros ejercicios a lápiz de Carlos Dorlhiac datan de 1895, en su mayor parte, dibujos de figuras de yeso o copiados de revistas. En 1900, tras la muerte de su abuelo, Alfredo Dorlhiac, quien era litógrafo y pintor ocasional, heredó sus cajas de pintura y útiles de arte.

Hasta 1907, Dorlhiac -quien también había incursionado por esos años en la pintura al óleo- dibujaba con lápiz, técnica que con el paso del tiempo fue cambiando, primero, por el carbón y, luego, por el dibujo a tinta china, hasta ser reconocido en el mundo del arte chileno como un dibujante caracterizado por una estética naturalista.

En 1916, a los 36 años, Dorlhiac recibió la Medalla de Oro en el Salón Oficial de Santiago, al que envió un conjunto de 17 dibujos a pluma y 6 a lápiz (Valle, Juan Carlos. Carlos Dorlhiac: la lente y la pluma. Santiago: Hilo Azul, 2010, p.33). Este buen recibimiento lo llevó a realizar en el año 1919 su primera exposición individual dedicada a su obra en dibujo.

En dicha exposición, que se realizó en el Salón Rembert, ubicado en la calle Estado, en el centro de Santiago, presentó 72 dibujos que tuvieron una amplia y positiva recepción tanto del público asistente como de la prensa. A raíz de esta exposición, "don Ramón Subercaseaux adquiere para el Museo de Bellas Artes el cuadro Los grandes árboles" (Valle, p. 38).

Dorlhiac se dedicó principalmente al dibujo de paisajes, escenas de campo y faenas agrícolas, aunque hacia finales de la década de 1930 comenzó a abordar la figura humana, emprendiendo la representación de temas "populares".

Para Juan Carlos Valle, Dorlhiac adoptó "una técnica no muy popular en el arte chileno como es el dibujo a pluma y tinta, solo utilizado corrientemente en el arte publicitario y la ilustración de pequeño formato, tomando la pluma casi como un pincel, para ejecutar no bosquejos ni esquemas sino obras completas y definitivas" (p. 50).