Subir

el Barón Von Pilsener

En la tira cómica de Von Pilsener, Lustig -seudónimo utilizado por Pedro Subercaseaux para sus dibujos menos serios- relata las aventuras de un profesor alemán, Federico Von Pilsener, quien, comisionado por el gobierno de su país, llega a Chile para realizar una investigación sobre las "salvajes costumbres" de esta lejana región. Los graciosos contratiempos que experimenta el barón durante su visita, originados en su ingenuo desconocimiento del idioma y de los vicios locales, evocan los populares "cuentos de don Otto" que, fruto de la llegada de numerosos contingentes de colonos alemanes durante la segunda mitad del siglo XIX, circulaban ya en la sociedad chilena. Pero, más allá de deleitarse con el estereotipo del alemán que proliferaba en esa época, el personaje de Von Pilsener, según confesaba su creador, respondía al "deseo de hacer resaltar, en forma humorística, nuestros propios defectos, exponiéndolos a la crítica de un imaginario observador europeo" (Subercaseaux, Pedro. Memorias, p. 128).

La historieta -publicada a página completa en el semanario Zig-Zag entre los años 1906 y 1907- se componía de viñetas numeradas, cada una de las cuales iba acompañada de un texto que complementaba el dibujo. Las aventuras se desenvolvían por entregas, es decir, continuaban en los números siguientes. No obstante ello, la periodicidad de la aparición de Von Pilsener dentro de la revista fue irregular: se publicaron apenas diecisiete historietas en el lapso de un año (Montealegre, Jorge. "Pedro Subercaseaux, en la historia y en la historieta", en Von Pilsener: Primer personaje de la historieta chilena. Santiago: Asterión, 1993).

Von Pilsener funciona como un contrapunto esporádico al trabajo académico de Pedro Subercaseaux. Frente al derroche de solemnidad y glorificación republicana de sus pinturas de la misma época, las aventuras de Von Pilsener se desarrollaban, en cambio, en los márgenes de la oficialidad y permitían al artista volver la mirada a lo anecdótico, ejercitar la capacidad crítica y dar rienda suelta al sentido del humor.

El escaso prestigio del oficio de caricaturista en esa época hizo que el mismo Subercaseaux expresara su molestia al ser identificado como tal antes que como pintor. Sin embargo, las aventuras de Von Pilsener marcaron un hito en la historia del cómic en Chile, preparando el camino para el desarrollo de este arte en nuestro país e inscribiendo el nombre de Pedro Subercaseaux como el de un pionero de la historieta nacional.