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vida de pintor

La obra pictórica de Pedro Subercaseaux, compuesta por óleos y acuarelas de carácter figurativo, se inspira principalmente en temas históricos locales, representados con suma prolijidad en base a una minuciosa investigación del autor sobre el acontecimiento que se disponía a recrear. Sus referentes estilísticos se encuentran fundamentalmente en la pintura neoclásica y renacentista, como consecuencia de su formación europea, adquirida en la Academia de Bellas Artes de Berlín, la Academia Julien en París y el taller del pintor Lorenzo Vallés en Roma, como también de su padre, el diplomático y artista Ramón Subercaseaux.

Participó en los Salones de Bellas Artes de la Quinta Normal desde 1903 hasta 1912, ganando el reconocimiento local y cosechando numerosos premios, especialmente en los certámenes de Historia y de Costumbres. Esta notoriedad se replicó en Argentina donde obtuvo el segundo lugar en el Concurso del Centenario en Buenos Aires, 1910. Fue comisionado tanto por el Parlamento Chileno -para el cual realizó "Descubrimiento de Chile" en 1913-, como por el Gobierno argentino -que adquirió "El Abrazo de Maipú"- e, incluso, tuvo la oportunidad de retratar al papa Pío X, quien posó para él en tres ocasiones. De estas sesiones resultaron dos cuadros, uno de los cuales se encuentra en el Vaticano y, el otro, en el Seminario Mayor de Santiago.

Asimismo, Pedro Subercaseaux recibió frecuentes encargos para realizar obras de gran formato en importantes espacios públicos. Ejemplo de ello son los murales con los que decoró en 1914 el edificio de El Diario Ilustrado -hoy sede de la Intendencia de Santiago- o la gran pintura alegórica que domina la Sala de Ruedas de la Bolsa de Comercio de Santiago, inaugurada en 1917.

Ya ordenado como monje benedictino, Fray Pedro Subercaseaux continuó desarrollando su labor artística, pero dedicado principalmente a la ilustración y pintura de escenas y motivos religiosos. Produjo varias pinturas al fresco en la abadía benedictina de Quarr, Inglaterra, donde inició su vida monástica y, posteriormente, pintó por encargo distintos motivos litúrgicos en numerosos lugares de oración en Chile. Entre ellos se encuentra el fresco de la Parroquia del Sagrado Corazón, en Providencia, los murales de la iglesia Nuestra Señora de los Ángeles, en el barrio El Golf, y los de la iglesia de Nuestra Señora de La Merced, en Puente Alto, todas ellas en Santiago; las decoraciones de la iglesia de Las Cruces - de cuyo diseño arquitectónico también fue responsable-, de Zapallar y de Algarrobo, en la V región; y de pinturas en las catedrales de Linares, Concepción y Talca, en la zona sur del país.