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Tertulias

A comienzos del 1800, se estilaba que las damas tocaran clavicordio, violín, guitarra y arpa; pero ya en el 1900 el piano había tomado un lugar preponderante en la sociedad porteña. En casa de las familias más importantes se realizaban las tertulias, reuniones sociales que eran el escenario primordial para las jovencitas de la casa y los negocios.

Entre las danzas que se interpretaban en estos eventos, los investigadores coinciden en nombrar el fandango, la seguidilla, la gavota, el vals, el pas des patineurs, el minueto, la zamacueca y en especial el tango, llegado desde Argentina.

Sonia Pinto comenta en su libro La cultura chilena, 1850-1920, que estas danzas se intercalaban con solistas o grupos musicales de carácter instrumental y vocal que declamaban e interpretaban romanzas, canciones, tonadas, arias de óperas y zarzuelas dando así comienzo a las llamadas estudiantinas familiares y la profesionalización de la música, complementado con la influencia creciente del Conservatorio Nacional de Música en Santiago.

La interpretación de cuadrillas y contradanzas con sus figuras, molinetes, pasacalles, cruces, espejos y paseos planteaba tal grado de dificultad que eran indispensables los maestros de baile que enseñaban a los jóvenes que se presentarían en sociedad a ejecutar en forma correcta estas danzas: "era impensable que alguien que no conocía bien una danza, se atreviera a interpretarla", afirma Sonia Pinto.

Margot Loyola nos cuenta que el abanico tenía su lenguaje según se cerrara o se moviera. He aquí algunas luces para interpretar su significado: "Para dar una cita se abrían tantas varillas, sin contar la primera, como correspondan al día de la semana que se quería designar. Por ejemplo, el jueves, cuarto día de la semana, se desplegaban cuatro varillas y después con aire de indiferencia se golpeaba con el abanico tres veces la yema del dedo índice, cuyo significado era 'tres horas después del mediodía'. Del mismo modo para indicar las horas de la noche se golpeaba el dedo meñique. Hecho esto, si se abre por completo el abanico el punto de cita lo elige el galán ó es ya convenido; y si se cierra es bajo el balcón de la dama.

Cuando se da un abanico con la mano izquierda significa simpatía, si se toma con la misma mano quiere decir que se corresponde; si se toma con la derecha equivale a una negativa.

Regalar un abanico entre amantes es considerado como signo de disgustos próximos; apoyado sobre la frente significa 'Ten cuidado, nos observan'; sobre los labios demanda silencio o 'debemos hablar'; abriendo tres varillas significa 'Te amo'; sujeto por la parte superior para enseñar solo el varillaje quiere decir 'Me eres indiferente'; cerrado con fuerza es igual a 'Te aborrezco'; cerrado y suspendido de la mano derecha el abanico dice 'Deseo novio'; de la izquierda 'Estoy comprometida'; apoyado en la mejilla 'Dudo de ti'; tocándose los cabellos 'Me acuerdo de ti'; abanicarse de prisa 'Te quiero mucho'; cerrarlo con precipitación 'Estoy celosa'; si se deja caer 'Te pertenezco'; apoyado sobre el corazón 'Amo y sufro'; contar las varillas 'Deseo hablarte'; darse en la palma de la mano 'Lo pensaré'; pasarlo de una mano a otra 'Sé que miras á otra'; cogerlo con las dos manos 'Quiéreme'; golpear un objeto cualquiera 'Estoy impaciente'; No usar el abanico significa 'No quiero amor'; ponérselo a modo de pantalla 'No me gustas'; abanicarse en el balcón 'Voy á salir'; entrar sin abrir el abanico 'Hoy no salgo'".