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Lobos y ovejas (1976)

Quizás el libro más célebre de Silva Acevedo, Lobos y ovejas fue dado a conocer con el otorgamiento del premio "Luis Oyarzún" de la Revista Trilce y la Universidad Austral en 1972. El volumen fue publicado recién cuatro años después, en una plaquette -es decir, un impreso de pequeño formato- por la galería de Paulina Waugh. Sin embargo, el tomo desapareció ese mismo año en el incendio intencional ocurrido en dicha galería. En su prólogo a la antología Suma alzada, la crítica Adriana Valdés comenta: "Se transformó entonces, como tantas cosas de ese período, en una latencia, en un poema fantasma, fotocopiado, comentado tras bambalinas, susurreado, inexistente en el escenario público y sin embargo de una presencia feroz. Feroz y ambigua, como el poema mismo. Un poema que desafiaba toda manera de hablar de él, especialmente en ese tiempo de perseguidores y perseguidos, de banderas desplegadas e inequívocas. Un poema a la vez mínimo y escandaloso, un pequeño clásico en sordina, un hito en la literatura chilena" (En Suma alzada. Santiago: Fondo de Cultura Económica, 1998, p. 12).

El libro está dedicado a Enrique Lihn y contiene veintidós poemas unidos bajo la temática que le da el título a la obra. Cada composición posee una perspectiva específica --la "oveja soñadora", la "tonta oveja", la "oveja mendiga", la "oveja mansa", la loba, "fiera solitaria" o un observador en tercera persona-- que da a los poemas el carácter de monólogos. Enrique Lihn y Pedro Lastra dieron cuenta de la relación erótica sadomasoquista que se establece en estos poemas:

Yo, la obtusa oveja,

Huía tropezando con mis hermanastras

El lobo nos seguía acezando

Y entonces yo, la oveja pródiga,

Me quedé a la zaga

El lobo bautista me dio alcance

Se me trepó al lomo derribándome

Y enterró sus colmillos en mi cuello

Vieja loba, me dijo

Vieja loba piel de oveja

Quiero morir contigo

Esperaré a los perros

La sangre me manaba a borbotones

Parecíamos un sol enterrado de cabeza

En el suelo

(En Silva Acevedo, Manuel. Canto rodado. Santiago: Editorial Universitaria, 1995, p. 26).

Según Valdés, pese a la economía de medios, Lobos y ovejas adquirió un carácter premonitorio, al anunciar simbólicamente lo que ocurriría en 1973.