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Batalla de Yerbas Buenas

Durante el año 1813, el bando patriota y el ejército chileno se dividió en dos bandos, influidos por los hermanos Carrera de un lado, específicamente en apoyo del régimen dictatorial de José Miguel Carrera Verdugo (1785-1821), y por Bernardo O´Higgins Riquelme (1778-1842) -quien había sido nombrado general en jefe de las fuerzas patriotas en desmedro de Carrera-, Juan Mackenna (1771-1814) y Ramón Freire Serrano (1787-1851), por otro, contrarios a las acciones políticas y militares del bando carrerista. Esta división significó también el enfrentamiento entre Santiago y Concepción por el liderazgo del proceso independentista.

Sin embargo, con el frotalecimiento de las fuerzas españolas, producto de las ordenes del virrey Abascal de enviar refuerzos a Chile, Carrera debió aceptar el nuevo mando del Ejército y alinear sus tropas para defender Santiago y el resto de ciudades aseguradas por los patriotas al norte del río Maule. A pesar de aquello, muchos de los grupos de avanzada se mantuvieron dispersos en el territorio a la espera de enfrentamientos con las tropas realistas.

En ese contexto, el ejército realista español dirigido por el brigadier Antonio Pareja (1752-1813) logró tomar la ciudad de Concepción y la convirtió en su centro de operaciones en el sur del territorio chileno. Desde allí, Pareja dirigió a sus tropas con rumbo a Chillán, fortalecidas por los refuerzos llegados desde el Perú, a donde llegaron el 15 de abril de 1813. Luego continuaron su camino hacia Linares, donde se encontró con el capitán Idelfonso Elorreaga (1782-1817), con la finalidad de conducir la mayor cantidad de tropas hasta las afueras de Santiago. Mientras, el ejército patriota se mantuvo expectante al norte del río Maule, dividido en varios grupos de avanzada.

Pareja fue informado de las posiciones patriotas, pero en el camino no encontró a ninguna, situación que cambió la madrugada del 27 de abril, cuando una fuerza patriota de seiscientos hombres atacó lo que habían creído que era una patrulla realista acampada en Yerbas Buenas, cerca de Linares. En realidad se trataba del grueso del ejército del Rey dirigido por Pareja y Elorreaga.

Durante el enfrentamiento, "(…) los Granaderos mandados por Bueras y por Ross avanzaron audazmente al centro del campamento produciendo con ese violento ataque el completo desorden y la confusión del Ejército realista que en medio de la obscuridad de la noche y sin poder apreciar las fuerzas enemigas, se creía atacado por todo el Ejército patriota. (…) En medio de la confusión, de la sorpresa y la obscuridad de la noche que hacía difícil distinguir amigos y adversarios, creían los realistas que se había dejado caer sobre su campo el grueso de las fuerzas de Carrera, y creían los patriotas que estaban combatiendo solamente la avanzada de Elorriaga. Ese error favoreció a los patriotas dando a sus ataques la enérgica resolución del que tiene conciencia de su fuerza, resolución que por lo menos habría vacilado si se hubieran dado cuenta que estaban combatiendo con el grueso del Ejército enemigo" (Orrego Luco, Augusto. La Patria Vieja: tomo II. Santiago: Universidad de Chile, 1935, p. 246).

Con la luz del día y la claridad de que las fuerzas patriotas eran menores a las imaginadas, el enfrentamiento terminó con la derrota de las huestes chilenas, dirigidas por Juan de Dios Puga (1761-1822), quien debió retroceder apresuradamente hasta la orilla sur del río Maule, donde aguardaba el general José Miguel Carrera y la artillería patriota.

A pesar del resultado negativo para las ambiciones de los patriotas chilenos de tomar las principales ciudades del sur, las bajas del ejército realista significaron un aliciente de moral y buena disposición entre los sobrevivientes, mientras que mermó el ánimo español y les demostró las verdaderas convicciones del bando chileno respecto a la lucha por la autonomía. Además, permitió a Carrera iniciar negociaciones de tregua con Antonio Pareja, aunque luego estas fracasaron y se mantuvieron las hostilidades.