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Durante la colonia

La actividad de rodear el ganado nace en la época colonial como una más de las faenas que componen el año agropecuario, junto con la trilla, la vendimia y la cosecha, pero fue con la llegada de la república cuando alcanzó su colorido y características deportivas.

En los inicios de la Colonia, el ganado no estaba claramente identificado por sus propietarios y transitaba libremente por los campos chilenos, mezclándose muchas veces con el de otras propiedades ante la falta de cercos. Esta situación de dispersión del ganado facilitaba el abigeato, que consistía en el robo de animales por parte de cuatreros dedicados a su hurto y comercialización. A partir de 1545 se establecieron disposiciones y multas para los propietarios que dejaran pastar libremente a sus animales o para quienes tomaran ejemplares ajenos. Esto significó que un par de veces al año se reunieran los vecinos para proceder a rodear los animales, marcarlos, apartarlos y devolvérselos a sus dueños, lo que dio lugar a corridas y atajadas del ganado. En la década de 1550 esta actividad se realizaba en la Plaza de Armas, la cual servía de corral para las especies. En 1557, por orden del gobernador García Hurtado de Mendoza, se decretó que el 7 de octubre, día de San Marcos, se hiciera la muestra general de todo el ganado de la ciudad, ya sea ovino, caprino o bovino. Así, la práctica de rodear los animales terminaría por expandirse por toda la zona central, donde las haciendas muchas veces, abarcaban un espacio de cordillera a mar, por lo que sus dueños ignoraban la cantidad de ganado poseían.

A comienzos del siglo XIX, el año ganadero en las grandes haciendas giraba alrededor del rodeo y la matanza, cuando el ganado era finalmente convertido en sebo, cuero y charqui. Durante el año, el ganado invernaba en las quebradas protegidas y desde allí era bajado por los valles, en primavera. Peones e inquilinos se internaban montaña adentro con sus perros y rodeaban al ganado hasta juntarlo en una empalizada o corral. Se contabilizaban las nuevas crías y los animales eran separados por sexo, edad y estado de engorda, donde los más grandes eran puestos a pastar para luego ser sacrificados. En Aculeo se realizaba uno de los rodeos más importantes del siglo XIX y en Melipilla y Quillota se establecieron las primeras crianzas de caballares del país.