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Reglas e institucionalidad

A mediados del siglo XIX la actividad de apartar el ganado había alcanzado un nivel competitivo entre quienes la desarrollaban. Antes de ser deporte, el rodeo fue una expresión de juego y espontaneidad entre los habitantes del campo, quienes hacían de esta actividad laboral un espacio de festejo y sociabilidad. Su crecimiento en número y en público hizo que la faena del campo se trasladara nuevamente a las ciudades, ahora como espectáculo. En 1923, durante la Exposición de animales en la Quinta Normal de Santiago, se realizó el primer rodeo de la muestra, participando colleras provenientes de distintas regiones del país.

Los primeros rodeos organizados como espectáculo se realizaron, frecuentemente, con fines de beneficencia. Al ser eventos de convocatoria masiva, creció en ellos el intercambio económico, ya que los asistentes consumían en las ramadas aledañas y apostaban a los jinetes. El dinero recaudado era donado a los pobres o a fundaciones de caridad.

En 1927 el Presidente Carlos Ibáñez del Campo, instado por su cuñado Gil Letelier, promulgó los primeros reglamentos para las corridas de vacas. En ellos se estipulaba que los rodeos oficiales serían aquellos bajo el control de la Dirección de Fomento Equino y Remonta del Ejército, en los cuales se correría sólo con caballos chilenos de pura sangre e inscritos en el Registro Genealógico de la Sociedad Nacional de Agricultura. Es así como comenzaron a aparecer los primeros competidores y clubes de criadores de caballos. Tiempo después, en 1940, se tomaron las primeras acciones para convertir al rodeo en deporte nacional, diferenciando los oficiales o reglamentados de los laborales, donde se podía competir con cualquier caballo. Un tercer tipo son las llamadas "pichangas de rodeo", en las que puede competir cualquier jinete y en cualquier ejemplar.

La Asociación de Criadores de Caballos Chilenos fue la primera institución que se hizo cargo del desarrollo de la actividad, creada en 1946 fruto de las inquietudes de competidores y criadores por profesionalizar, controlar y promover el rodeo, además de reglamentar la crianza del caballo de fina sangre chileno. Entre los días 2 y 4 de abril del mismo año tuvo lugar el Primer Campeonato Nacional de Rodeo de Rancagua.

Años más tarde, el 22 de mayo 1961, nació la Federación del Rodeo Chileno que hoy agrupa a más de 30 asociaciones que desarrollan este deporte de Arica a Punta Arenas. Luego de un largo proceso de profesionalización, el 10 de enero de 1962, el rodeo adquirió la categoría de deporte nacional por oficio de la Dirección Nacional de Deportes del Estado y el Comité Olímpico.

Con la llegada de Salvador Allende a la presidencia del país, nació la preocupación de los dirigentes respecto de la carga política que podría dársele a la actividad, tanto por la procedencia de sus miembros, ligados históricamente a la derecha política, como por el desprestigio del mundo agrícola que conllevó al proceso de Reforma Agraria, que intentaba terminar con la desmedida concentración de la propiedad agrícola, el incumplimiento de los derechos laborales de los campesinos y la nula organización sindical en el campo chileno. Ante esto, la Federación del Rodeo Chileno aclaró que fomentar el deporte y las tradiciones chilenas seguía siendo el único objetivo de la disciplina, intentando no convertirse en un reflejo de las injusticias del mundo rural.

En 1992 se realizó el primer Campeonato Nacional de rodeo bajo la tutela de la Federación de Rodeo Laboral, asociación que nació con el objetivo de reglamentar los rodeos no oficiales y que luego pasaría a formar la Federación Nacional de Rodeo y Clubes de Huasos de Chile.