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Diabladas

La diablada es una danza religiosa, católica y de imagen, donde los bailarines se deshumanizan para interpretar personajes teológicos cristianos. Es uno de los bailes más representativos del norte grande chileno, y se identifica particularmente con la Fiesta de la Tirana. Su origen se remonta a la Europa medieval, considerándose la reminiscencia de un antiguo auto sacramental religioso español.

La diablada en Chile proviene de la Diablada Boliviana, baile grupal realizado en honor de la Virgen del Socavón en el carnaval de Oruro. Esta manifestación llegó a Chile en 1952, cuando fue invitada a la Fiesta de Nuestra Señora del Carmen de la Tirana, la Diablada Ferroviaria de Oruro. Ello dio impulso a la creación de la diablada "Servidores de la Virgen del Carmen" o "Primera Diablada de Chile", conocida popularmente como la "Diablada del Goyo", debido al nombre de su fundador, Gregorio Órdenes (Díaz Araya, Alberto. "En la pampa los diablos andan sueltos. Demonios danzantes de la fiesta del santuario de La Tirana". Revista musical chilena. Volumen 65, número 216, Santiago de Chile, diciembre de 2011, p. 80). Luego de ella surgieron una serie de otros conjuntos, tanto en la zona norte como en la zona central y el Area Metropolitana.

La diablada puede ser danza de pareja o de conjunto. Se interpreta al aire libre, como danza de recorrido, y necesita siempre un gran espacio. En su forma se destacan la expansión de los movimientos y los saltos.

En términos coreográficos el baile posee una serie de personajes claramente identificados, que asumen distintas funciones y posiciones en la ejecución. El Caporal es el encargado de enseñar los pasos y las órdenes en las mudanzas, entendidas como los desplazamientos en el espacio. El Diablo Mayor es el primer bailarín, cuyo poder se advierte por el hecho de ser quien da las órdenes para las mudanzas y por encabezar el conjunto de baile, el que está conformado en su mayor parte por diablos y cholas. Los diablos son los bailarines que se ubican en los costados del grupo rodeando a las cholas o supays (chinas morenas) quienes, instaladas en el centro del conjunto, representan a la esposa del demonio. Junto a ellos, en posiciones variables, se instalan los angelitos, representados por una o dos niñas, vestidas de blanco, que preceden al diablo en la entrada al templo; y los comodines o figurines, personajes de gran colorido que representan identidades típicas de la región. Entre estos últimos son frecuentes: el oso, en representación del mestizaje y de la fuerza; el cóndor, símbolo de lo altiplánico andino, o el Rey Moreno, identificador de las morenadas bolivianas.

El baile, de plena vigencia, es posible apreciarlo en numerosas fiestas religiosas como las de La Tirana, de Nuestra Señora de las Peñas, de la Candelaria en Copiapó, de Andacollo o de la Virgen del Carmen en Maipú.