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Ejército español

La derrota hispana de Curalaba en 1598, que dio inicio a una de las más grandes rebeliones mapuche del período colonial, obligó a los gobernadores a cambiar su estrategia bélica.

La destrucción de las ciudades al sur del Bío-Bío tras la rebelión, provocó la concentración de la población española en un territorio más reducido, en comparación al asentamiento disperso que fue característico de los primeros sesenta años de la Conquista. Durante ese período, la defensa de las ciudades había estado confiada al Cabildo y a los propios vecinos, que la financiaban mediante "derramas" o contribuciones. En 1603 el gobernador Alonso de Ribera consiguió de la corona española una subvención anual denominada "Real Situado" para financiar la manutención de un ejército profesional que defendiera la Frontera.

Las mismas estrategias militares también sufrieron cambios en la medida en que los mapuche incorporaban nuevos elementos como el uso del caballo y las armas de fuego. Ello provocó que la guerra derivara en constantes y rápidas incursiones al territorio enemigo, con el fin de conseguir algún botín como esclavos, ganado y mujeres.