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Reservas forestales nacionales

El decreto sobre "Reservas de Bosques Fiscales", promulgado el 16 de enero de 1879, dispuso que en la venta de terrenos pertenecientes al Estado en las provincias de Arauco, Valdivia y Llanquihue y en el Departamento de Angol, se reservara una faja de montaña de no menos de 10 kilómetros de espesor que partiendo de la parte oriental del primer cordón de los Andes hacia el poniente o valle central, recorrería todas esas provincias en sentido norte-sur, formando una barrera verde de contención de las aguas y de protección de las tierras agrícolas del valle longitudinal.

Esta faja de protección se demarcaría por un camino de veinte metros de ancho que se abriría en la medida que el Gobierno dispusiera de los campos para su venta u otros usos. Del mismo modo, una faja de bosques paralela, pero de menor envergadura, protegería la Cordillera de la Costa. Tal como lo indica el decreto, en esta faja de conservación, "sólo el Estado podía hacer uso de los bosques que se reserva y bajo ningún título permitirían las autoridades que particulares hagan uso de las maderas ni ejerzan ningún acto de dominio o posesión sobre esos campos, tomando en consecuencia, las medidas necesarias para que se cumpla esta disposición".

A partir de este precedente jurídico, el 30 de septiembre de 1907, se emitió a través del Ministerio del Interior, el Decreto Supremo Nº 1.540, mediante el cual se estableció la Reserva Fiscal Malleco, la más antigua de Chile. Desde entonces y hasta 1913, el fisco constituyó las reservas forestales de Malleco, Tirua, Alto del Bío-Bío, Villarrica, Llanquihue, Petrohué, Puyehue y Chiloé, con un total de 600.000 hectáreas repartidas entre Concepción y Puerto Montt.

La Reserva Forestal Malleco tenía una superficie de 33.640 hectáreas en las que predominaban las siguientes especies vegetales: coigüe, roble, lingue, avellano, laurel y, en menor escala, tenio, araucaria, maitén. La Reserva Forestal del Alto Bio-Bio tenía una superficie de 40.000 hectáreas en las cuales aproximadamente un 15 o 20% de los terrenos estaban con bosques y el resto con pastos naturales, ríos, esteros y cumbres desprovistas de vegetación. Entre los árboles predominantes se encontraba la araucaria, el ñirre y la lenga. La Reserva Forestal Villarrica tenía una superficie de 165.000 hectáreas y el roble era la especie más abundante en la región aunque en ciertas partes dominaba el coigüe, encontrándose también algunos raulíes, lingues, muermos y lleuques. La Reserva Forestal Puyehue estaba compuesta por 100.000 hectáreas y su vegetación era similar a la de la reserva Villarrica, con excepción de la araucaria. La Reserva Forestal de Llanquihue tenía 147.000 hectáreas y las especies forestales dominantes eran el coigüe, muermo, laurel, luma, meli, tepu, alerce y mañío. El establecimiento de esta última reserva había permitido evitar la "explotación inmoderada que se hacía de los bosques de alerce que hay en esos terrenos". Por último, la Reserva Forestal de Petrohue que tenía 152.000 hectáreas, en las cuales el alerce y el mañío, eran las especies más valiosas.