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La creación del Banco Central y el régimen de patrón oro

En 1925 durante el gobierno de Arturo Alessandri Palma (1868-1950) se aprobaron tres leyes fundamentales para la política económica chilena. La primera estableció el "patrón oro" como unidad monetaria del país; la segunda creó el Banco Central, encargado de la emisión de billetes convertibles y del descuento de créditos; y en tercer lugar, se promulgó una ley general de bancos, que reguló la actividad bancaria privada y puso fin a la libertad monetaria de esas instituciones. Además, se creó la Superintendencia de Bancos, institución encargada de regular el sistema financiero y hacer efectivas las disposiciones de la ley.

Las primeras dos políticas económicas -"patrón oro" y Banco Central- fueron propuestas por la denominada "Misión Kemmerer", una misión de carácter económico que tuvo como principal objetivo influir en las economías americanas a partir de la implementación de una serie de medidas aconsejadas por una comisión de expertos, liderada por Edwin Kemmerer (1875-1945), economista y profesor de la Universidad de Princeton. Un objetivo secundario de la misión fue acrecentar la influencia estadounidense en la región y sacar a los países latinoamericanos de la crisis en la que habían entrado luego del término de la Primera Guerra Mundial (Drake, Paul. "La misión Kemmerer a Chile: consejeros norteamericanos, estabilización y endeudamiento, 1925-1932". Cuadernos de Historia, Número 4, 1984, p. 31-59).

Previo a la implementación del "patrón oro", la emisión de dinero y el sistema financiero crediticio eran regulados a través de la emisión de bonos, principalmente bonos de gobierno, los que tenían la finalidad de respaldar el dinero circulante y el utilizado por los bancos particulares. Ese sistema creó un encadenamiento de la deuda pública y privada, es decir, que los bancos privados tenían la potestad de emitir dinero y lo prestaban a particulares respaldando sus fondos en esos mismos bonos del gobierno. Por su parte, el gobierno también emitía moneda nacional sin restricciones, mientras que respaldaba el erario fiscal a través de préstamos contraídos con otros gobiernos o con bancos extranjeros, principalmente británicos. Esto generó un importante desequilibrio, lo que causó que la inflación y la depreciación fueran problemas recurrentes.

Hubo un periodo previo (1895-1898) en que se intentó implementar el "patrón oro", pero, la oposición de los denominados "papeleros" -economistas a favor de la emisión libre y de la utilización de bonos- fue más fuerte que las intenciones de los "oreros". La inestabilidad del sistema papelero fue una de las razones por las que la administración de Alessandri solicitó el consejo e intervención de la "Misión Kemmerer", la que permitió también profundizar vínculos económicos con Estados Unidos, puesto que Edwin Kemmerer fue también un intermediario comercial (Duarte, César. "El patrón oro y la Gran Depresión en Chile: 1925-1935". América Latina en la Historia Económica. Volumen 26, Número 2, mayo-agosto de 2019).

Con la definición del "patrón oro" se estabilizó la moneda nacional y se puso límite a la emisión de circulante, ya que este sistema implicó que el peso chileno debía equivaler a una cantidad específica de oro. Al ser limitadas las reservas nacionales, se controló la inflación al tener el Banco Central un límite fijo para la emisión de dinero, mientras que la devaluación también disminuyó, ya que el valor del peso se mantuvo equivalente a las reservas fiscales.

El problema con este sistema fue que el Banco Central limitó las soluciones económicas frente a cualquier tipo de crisis, puesto que Chile, al tener pocas reservas de oro, siguió dependiendo de los vaivenes de la economía mundial, de la exportación y comercio de materias primas y del manejo de las relaciones internacionales. Además, la rigidez del "patrón oro" no permitió la devaluación del peso chileno, mecanismo necesario en momentos de crisis para controlar los precios del mercado interno y favorecer la demanda de moneda extranjera e insertar capitales en la economía local.

El "patrón oro" en Chile se mantuvo vigente entre 1925 y 1930, período en que se generó un importante crecimiento económico, producto de la bonanza comercial tras la apertura de los mercados europeos, y, sobre todo, el estadounidense. La estabilidad monetaria, permitió al régimen de Carlos Ibáñez del Campo (1877-1966) desarrollar diversas políticas públicas, económicas y sociales, que aliviaron la situación del país ante los primeros efectos de la crisis desatada en 1929.

Sin embargo, con la caída de la bolsa de comercio de Estados Unidos, principal modelo económico en la década de 1920, el "patrón oro" perdió su validez como política estabilizadora y fue paulatinamente abandonado, partiendo por Gran Bretaña, primer país en definir una política monetaria de control cambiario y respaldo múltiple. En el caso de Chile, fue abandonado en 1931, cuando la crisis se había profundizado y fue reemplazado por el control de cambio y el respaldo en divisas extranjeras.