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La vivienda

La precaria situación de la vivienda proletaria acaparó la atención de políticos y observadores. La forma de habitación más común a la clase obrera fue el conventillo, habitación arrendada de limitadas proporciones, con poca luz y mala ventilación. El suelo era de tierra o tablas en malas condiciones, mientras que el servicio de alcantarillado era inservible y carecían de agua potable y servicios higiénicos.

El lugar de reunión por antonomasia del conventillo fue el patio central, donde se reunían las mujeres para lavar la ropa encargada por familias pudientes, mientras los niños jugaban entre el barro y los trastos viejos. Este tipo de convivencia estableció formas de solidaridad y ayuda mutua entre quienes vivían en este ambiente particularmente difícil.