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Club de Jazz de Santiago

El Club de Jazz de Santiago ha sido uno de los más importantes medios de difusión del jazz en Chile. Uno de sus antecedentes fue el Hot Club de Chile, que sesionó por primera vez el sábado 25 de marzo de 1939 en el Tabarís, un local nocturno ubicado en los subterráneos de Alameda con Estado. En aquella oportunidad, asistieron 120 personas, las que eligieron como presidente a Mario Quiroz, locutor de radio Agricultura, y como secretario a Sergio Pizarro. Las reuniones del club comprendían audiciones y comentario de discos, seguido de una jam session en las que solo intervenían músicos profesionales. Las reuniones eran breves ya que el local se arrendaba.

Tras algunos años, el entusiasmo de aquellas reuniones fundacionales acabó diluyéndose. Pero en 1943, el antiguo proyecto de fundar un club de jazz local se reactivó gracias a la iniciativa de un grupo de aficionados formado por José Luis Córdova, René Eyheralde, Mario Raurich, Enrique Rosenblatt y Jorge Luis Cáceres, entre otros.

En 1941, el baterista Luis Córdova junto a algunos amigos formaron el quinteto The Chicagoans. En sus inicios el grupo ensayaba en el Instituto Barros Arana pero, al año siguiente, optó por arrendar un local en la esquina de Santo Domingo y Bandera, con la intención de financiarlo mediante los aportes de amigos que asistieran a sus ensayos. Las reuniones fueron un éxito y atrajeron a músicos profesionales como el saxo tenor Mario Escobar y el trompetista Luis Aránguiz.

Esa fue la primera sede del Club de Jazz de Santiago, cuyas actividades incluyeron en charlas de difusión, audiciones y jam sessions. En 1944, se anunció la creación de un programa radial y la grabación de un disco a cargo de la banda los Ases Chilenos del Jazz, además de la publicación de la revista especializada Música Hot, producida por los socios del Club.

En 1951 se efectuó una reunión en casa del arquitecto y tubista Domingo Santa Cruz Morla, en la que se propuso la obtención de la personería jurídica del Club y el arriendo de otro local, en una antigua casa de calle Merced.

Entre los socios del club se fue definiendo un perfil de instrumentista aficionado, que tocaba lo que quería al margen de las exigencias del mercado o la moda. Esto llevó a que los socios del club se especializarán en un solo repertorio, privilegiando el goce estético y el esparcimiento por sobre el desarrollo profesional. Fruto de ello, entrada la década del cincuenta, la presencia de músicos profesionales en las actividades del Club había disminuido y se produjo un progresivo distanciamiento entre ambos, manifestada tanto en el escaso intercambio entre profesionales y aficionados, como en la actitud de estos últimos, marcada por el rechazo a aprender teoría musical y leer partituras.

Con el advenimiento del jazz moderno y la profesionalización de algunos aficionados, esta dinámica pronto hizo crisis y el Club de Jazz de Santiago se convirtió en el campo de batalla donde se enfrentarían el jazz tradicional y el jazz moderno.

El Club de Jazz de Santiago no fue el único en Chile, también se fundaron clubes de aficionados en Valparaíso (1954), Los Ángeles (1957) y Temuco (1961). Incluso, la ciudad de Concepción tenía el suyo desde el año 1944.