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Convenio UC - Chicago

El pensamiento económico chileno de mediados de siglo se encontraba hegemonizado por tres orientaciones: la política oficial instaurada a partir de los gobiernos del Frente Popular y caracterizada en lo fundamental por una industrialización de corte estructuralista-keynesiano con base en la sustitución de importaciones promovida estatalmente; la teoría surgida al alero de la CEPAL y que promovía una lectura del desarrollo económico en países periféricos que hacía referencia al carácter dependiente de éstos respecto a los grandes países industriales del norte; y las diversas formas de marxismo, con prioridad en los aspectos productivos. Las tres compartían, sin embargo, la valoración del rol regulador del Estado en las economías nacionales, y descuidaban la relevancia de la política monetaria.

En este periodo, la Facultad de Economía de la Universidad Católica poseía escaso desarrollo académico. Por esta razón, en 1955 sus autoridades decidieron aceptar la invitación de la Agencia de Ayuda Internacional de los Estados Unidos, representada en Chile por Albion Patterson, para establecer un convenio de colaboración e intercambio académico entre esta Facultad y su símil de la prestigiosa Universidad de Chicago. Gracias a este convenio, partieron a aquella ciudad un grupo de estudiantes que luego sería conocido como los Chicago boys, economistas en su mayoría egresados de la Universidad Católica , que a su regreso prontamente recrearon en las aulas de dicha universidad los cursos y las metodologías aprendidas en los Estados Unidos.

En este contexto, los chilenos tuvieron un aprendizaje centrado en un paradigma económico que, según Rolf Luders, concibe a la economía "no como un instrumento para justificar una u otra ideología", sino para observar "positiva y empíricamente" la realidad (Francisco Rosende. La escuela de Chicago, pág. 57). Su núcleo ideológico sostiene, en lo fundamental, la confianza de la autorregulación de los mercados, la necesidad de equilibrios macroeconómicos (principalmente, mantener una inflación reducida), y la promoción de la competencia y de los beneficios acarreados por la apertura al comercio exterior (teoría de las ventajas comparativas). A decir de Dominique Hachette, ex-estudiante de Chicago, aquella formación sirvió para "estudiar economía de manera seria" (Francisco Rosende. La escuela de Chicago, pág. 57), lo que revela un diagnóstico compartido acerca de la ignorancia profesional del medio chileno hasta ese entonces, que terminaban reduciendo la política económica a las "fuerzas demagógicas" de la política. De este modo, se instaló la idea de que la "economía social de mercado" era la única visión científica (no ideológica) acerca de los principales problemas económicos.

Los Chicago boys formaron así un grupo de intelectuales que, apoyados por las matrices teóricas y por ciertos desarrollos analíticos de sus profesores (entre los que se contaban Milton Friedman, Friedrich von Hayek, Arnold Harberger, Robert Lucas Jr., George Stigler, Theodore Schultz, Gary Becker o Gale Johnson -muchos de ellos posteriormente galardonados con el Premio Nobel de Economía), participarían activamente en la consolidación del enfoque neoliberal en Chile primero, y de su aplicación práctica después del golpe de estado de 1973. El convenio tuvo una duración de diez años, de los cuales el gobierno norteamericano financió los primeros tres con un monto cercano al millón de dólares.

Durante la década de los sesenta y setenta, estos intelectuales buscaron refundar las bases ideológicas de la derecha económica y política desde diversos medios tradicionales como el diario El Mercurio, la revista Política, Economía y Cultura, la Facultad de Economía de la Universidad Católica, el Centro de Estudios Socioeconómicos (CESEC), la revista Qué Pasa (cuyo primer redactor económico fue precisamente De Castro), y a través de redes de trabajo informales con empresarios vinculados a la formación de la Confederación para la Producción y el Comercio (CPC). Con todo, este grupo mantiene desde entonces y hasta hoy un discurso "tecnocrático", es decir, centrado en la pertinencia tecnocientífica (y en la neutralidad ideológica) de su saber.

Luego de los sucesos de la Reforma Universitaria en 1968, los Chicago boys abandonaron la Universidad Católica y se concentraron en el CESEC, desde donde participaron en la campaña del candidato presidencial Jorge Alessandri en 1970, y en la elaboración de "El ladrillo" entre 1972 y 1973.