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Huaso

El Huaso es la figura clásica de la tradición chilena, así como lo es el gaucho para Argentina, el llanero para Venezuela o el charro para México. Esta imagen, representada por el hombre a caballo, provino del jinete andaluz que se trasladó a América con el proceso de conquista y colonia. En vista de su incorporación al continente, de acuerdo a los distintos espacios geográficos, obtuvo matices particulares que conformaron la imagen señera de los correspondientes territorios nacionales.

En 1918 se definía al huaso como "campesino mal vestido, enrevesado para hablar, pero alegre y picaresco" (Valenzuela, Armengal. Glosario etimológico. Santiago; Imprenta Universitaria, 1918. p. 341). Esta imagen, que denotaba un personaje rural, y por lo tanto inculto, que no estaba al corriente de los usos y formas convencionales, identificaba también a un personaje saludable, espontáneo, de sanos sentimientos.

Con el tiempo, la imagen del huaso se idealizó. Más que una figura ingenua e inocente, se identificó con el campesino montado y, por ende, poderoso; se le atribuyó, así, la gallardía representativa de la exaltación nacional. Se transformó en un personaje viril, bien puesto, fuerte y ricamente vestido; con manta española, delicadas y firmes botas, cuidadas espuelas y fina montura. El huaso, que es un referente del valle central de Chile, se transformó en el símbolo de los valores de todo el territorio nacional; de los grandes fundos y la tradición de esas tierras. Su consiguiente música, ejemplificada principalmente en la cueca y la tonada, se transformó en el símbolo de Chile.

En este proceso, la representación musical tuvo un papel fundamental. El primer grupo importante en presentar la imagen del huaso hacia la masa, fueron Los Cuatro Huasos. Posteriormente, Los Huasos Quincheros, Los hermanos Barrientos, Raúl Gardy, Los Hermanos Campos, y todos los intérpretes de música tradicional chilena, asumieron la estética del huaso, cuya identificación como figura consular del alma nacional, recién sería cuestionada en la década de 1960, con el movimiento conocido como Nueva Canción Chilena.