Subir

Tiempo irremediable

Corregir muchas veces el original sería para mí el verdadero secreto del éxito

(Rojas, Manuel. La prosa nunca está terminada, 2013, p. 114)

El año 1950, la Sociedad de Escritores de Chile llamó a un concurso nacional de novela o colección de cuentos al que se presentaron 105 manuscritos. El primer premio de ese certamen -el más importante de su clase en Sudamérica "por la cuantía de sus recompensas"- fue otorgado al escritor Joaquín Ortega Folch por la novela Infierno gris, publicada por Nascimento ese mismo año. Además, se otorgaron dos reconocimientos a las novelas Puerto Limón del escritor costarricense Joaquín Gutiérrez (1918-2000) y Solamente la vida, firmada por "Erzu" ("Fallos del concurso de la Sociedad de escritores". La Nación, 7 de abril, 1950, p. 2).

Manuel Rojas presentó a este concurso una primera versión de su libro Hijo de ladrón bajo el seudónimo "Torestín" que llevaba el título Tiempo irremediable, pero solo obtuvo una de seis menciones honrosas. Sobre la novela, los jurados del concurso dictaminaron: "Deja la impresión de haberse reunido el material humano para una novela magnífica, pero de no haberse aprovechado los elementos en una obra lograda. ¿Es acaso el borrador del cual espera el novelista obtener mañana el éxito en lo reposado, escrito con habilidad estilística y sin descuidos frente a lo sucio y procaz?" ("Fallos del concurso de la Sociedad de Escritores", p. 2).

Entre la concepción del proyecto de escritura de Tiempo irremediable y su publicación definitiva bajo el título Hijo de ladrón en 1951, transcurrió alrededor de una década en la que Manuel Rojas solo publicó el conjunto de cuentos El bonete maulino (1943) y algunos adelantos de la novela en progreso en diversas revistas.

Durante esos años Rojas escribió al menos dos versiones del libro, la presentada al concurso en 1950 y una versión fechada en 1951 que sirvió de base para su primera edición. Entre estas versiones y la primera edición se observan cambios en el orden de algunos capítulos, la eliminación de ciertos títulos y la simplificación del lenguaje en muchas frases (Caballero, Alejandra. "Manuel Rojas siempre contemporáneo". Revista Occidente. Número 448, marzo, 2015, p. 11-12). El significativo cambio del nombre de la obra, por otro lado, fue propuesto por el editor Enrique Espinosa, a quien "le pareció muy abstracto el título Tiempo irremediable" (Pérez, Floridor. Manuel Rojas. La novelesca vida de un novelista. Zig-Zag, 1994, p. 81).

El arduo trabajo de escritura, lectura y edición emprendido por Manuel Rojas, sumado el veredicto del jurado del concurso de la Sociedad de Escritores, dio pie a que se le acusara de que la obra presentada "era solo el borrador del libro que se publicó después", por lo que en 1955, con el motivo de "facilitar a algún estudioso del futuro o del presente el esclarecimiento de la polémica a que dio lugar este libro", Manuel Rojas donó las dos versiones mecanografiadas y con anotaciones manuscritas de Tiempo irremediable a la Sección Chilena de la Biblioteca Nacional (Carta, 31 de marzo de 1955, Santiago, Chile, a Raúl Silva Castro).

Ambas versiones, que hoy son resguardadas por el Archivo del Escritor de la Biblioteca, otorgan una muestra palpable del trabajo de un escritor que "era, sin duda, un estricto lector-editor de su propia obra" (Caballero, Alejandra. "Manuel Rojas siempre contemporáneo". Revista Occidente. Número 448, marzo, 2015, p. 11-12).


Cápsula desarrollada en colaboración con la Sucesión Manuel Rojas Sepúlveda durante el año 2017.