Una vez refundada Concepción en enero de 1550, Pedro de Valdivia renunció a detenerse ahí para consolidar la ocupación del territorio recién conquistado y continuó avanzando al sur en busca de nuevas riquezas. La estrategia consistía en crear plazas fuertes al amparo de las cuales un contingente de soldados debía establecerse, colonizar el entorno, convertirse en los primeros vecinos de la emergente ciudad y estar disponible para nuevas expediciones. En su marcha, la hueste hispana fundó Arauco, Tucapel, Angol, Osorno, Villarrica, La Imperial, Valdivia y Castro, asentamientos que apenas alcanzaron a configurar vida urbana y que a excepción del último, fueron destruidos durante el levantamiento indígena de 1598.