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Las universidades

Progresivamente la Universidad de Chile, la Universidad Católica y la Universidad de Concepción, estimularon el cultivo de las ciencias. Lo anterior determinó tanto el desarrollo de las ciencias exactas, con bases teóricas y de creación científica, y la diferenciación de estas en relación a las ciencias aplicadas, de carácter práctico.

En el caso de la Universidad de Chile, la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas, fue una de sus primeras unidades de estudio en ser inauguradas. Fundada en 1842, centró su enseñanza principalmente en lo relativo a la Ingeniería. Tan solo en 1928, se independizaron las cátedras de Botánica y Física de la enseñanza conjunta de los estudiantes de Medicina, dando paso al nacimiento de la Escuela de Química y Farmacia. Sin embargo, el primer paso concreto hacia la integración de las ciencias a dicha casa de estudio ocurrió en 1931 cuando, a través de la promulgación del Estatuto Orgánico, se incorporó formalmente la investigación científica en la formación otorgada por la Universidad, lo que dio paso a la creación de los primeros institutos de investigación relacionados con el área.

En 1928, la Universidad Católica impartió un programa de estudios científicos conducentes a otorgar el grado académico de Licenciado en Ciencias Físicas y Matemáticas. Este programa generó ciertas inquietudes debido a su carácter meramente académico, sin perseguir un fin aplicado. Sin embargo, y debido a que primó el grado profesional -los estudiantes lo privilegiaban por sobre la licenciatura-, tuvo una importancia secundaria.

Por su parte la Universidad de Concepción, fundada en 1919, desarrolló desde sus orígenes la infraestructura para el desarrollo de las ciencias. Entre las primeras cuatro escuelas se encontraban la de Farmacia y Química Industrial, las que contaban con modernos laboratorios y edificios.