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Zurzulita

La primera novela publicada por Mariano Latorre fue Zurzulita, en 1920. La reacción de los lectores nacionales ante la obra fue lenta y demoró mucho su genuina ubicación dentro del panorama intelectual del país. Una de las razones de la tardía recepción fue su novedad con respecto a la tradición literaria anterior. Zurzulita, venía a respaldar la visión americanista o criollista de interpretación de la realidad, retratando en sus páginas el paisaje provinciano y campesino, mediante un vocabulario extenso y escogido, empapado de imágenes criollas, un lenguaje extraído de las voces campesinas. Según el teórico literario Cedomil Goic, Mariano Latorre con la publicación de la novela habría reclamado para sí la prioridad en la expresión de este cambio y en la incorporación del campesino como personaje visto en sí mismo.

Zurzulita, ambientada en la aldea de Huerta de Maule (actual comuna de San Javier), refiere la anécdota (con reminiscencias autobiográficas) de un joven provinciano (Mateo) que vive una historia de amor con una maestra de escuela (Milla), la cual tiene un trágico final. Toda la novela es representación pictórica del paisaje y la observación del hombre en relación a éste; la naturaleza, en este sentido, es su soporte estructural, determinando el carácter de los personajes. Por su parte, el título de la obra tiene como referente un ave de esas regiones, la cual pretende ser un símbolo de los jóvenes, quienes, al igual que ésta, hacen fluir su instinto pasional durante la primavera.

Una de las primeras reseñas escritas sobre Zurzulita, apareció en El Mercurio de Santiago. Allí, se graficó el rechazó inicial de la novela: "Desde el punto de vista artístico, creo que, en Zurzulita, Mariano Latorre, se ha sobrepasado. En ninguna de sus obras anteriores abundan tanto como en ésta los paisajes y los retratos llenos de coloridos y de vida real. Pero creo que el artista ha llegado al límite, no de su talento, sino de su materia y de su método. Es menester recordar que una novela no ha de ser una galería de cuadros, un museo. Los árboles pueden, a veces, esconder el bosque". También objetó el valor de la obra Alone: "En realidad su temperamento no lo impulsa a narrar, carece de inventiva; sus personajes tienen muchos arreos nacionales, pero les falta el alma, nunca logran eso indefinible que Federico Gana, con un solo rasgo, imprime". Sin embargo, algunos críticos alabaron su creación, entre ellos Carlos Silva Vildósola, quien escribió el prólogo de la primera edición: "cada uno de sus personajes es un ser vivo, es alguien que ha vivido, que acaso vive todavía quién sabe en que rincón".

Tras la primera edición tuvo que pasar veintitrés años para la reedición de Zurzulita. Esta segunda publicación fue prologada por Benjamín Subercaseaux, quien ya conocedor de todas las discusiones en torno a la obra, le dio su apoyo.

En la actualidad, la novela ha sido traducida al inglés para el estudio y análisis en universidades norteamericanas, también se ha editado en la prestigiosa casa Aguilar, de España. Por otra parte, hoy en día en la plaza de Huerta del Maule, se encuentra una placa de mármol que evoca a Zurzulita, la novela que hizo a esa aldea universal.