La sociedad de Amigos de la Ilustracion […] busca y desea la ayuda y cooperacion de todos los que en Chile y en las demas secciones de América se interesan por el crédito de nuestra raza y por el engrandecimiento y gloria de la patria comun a que pertenecemos.

("A nuestros lectores". Revista de Sud-América. Valparaiso, número 1, 1860, p. 2)

La publicación de revistas literarias proliferó a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX como un medio para difundir las ideas independentistas y contribuir, a través del desarrollo del conocimiento, a la formación de la nación. Durante los gobiernos de Manuel Montt Torres (1851-1861), José Joaquín Pérez (1961-1871), Federico Errázuriz (1871-1876), Aníbal Pinto (1876-1881), Domingo Santa María (1881-1886) y José Manuel Balmaceda (1886-1891), en un período de cuarenta años, el país experimentó un acelerado proceso de modernización cultural, en el que la clase ilustrada se apropió de los ideales del liberalismo europeo y comenzó a cristalizar un sentido de integración continental.

En este contexto, aparecieron desde la década del cincuenta varias revistas literarias de tendencia americanista unidas por el propósito común de fortalecer la fraternidad entre las naciones, ya no solo en el ámbito geopolítico, sino especialmente en el plano espiritual. Conformadas las identidades nacionales y ya consolidadas las estructuras estatales, comenzó a dejarse sentir la necesidad de enarbolar esas conquistas ante el resto del mundo y contrarrestar así el avance de los Estados Unidos de Norteamérica hacia el resto del continente. Estas revistas contribuyeron a canalizar los intercambios culturales, políticos y económicos entre Chile y otros países de la región como Argentina, Perú y Colombia, principalmente.

Entre los gestores de estas publicaciones, es posible identificar grupos intelectuales tanto de orientación liberal como conservadora, y a varias de las figuras que actuaron como agentes de los cambios políticos y sociales en la región. Los contenidos de estas revistas permiten rastrear los profundos cambios que fue experimentando, sobre la marcha, el ideario independentista, ya fuera por la flexibilización o rigidización de los postulados iniciales.

Sud América (1851), dirigida por Domingo Faustino Sarmiento (1811-1888), pone de manifiesto la enorme relevancia que el estadista e intelectual argentino tuvo en el movimiento literario de 1842 y su interés por activar la opinión pública, a través de contenidos de notable "actualidad". En ella Sarmiento publicó las primeras páginas de lo que posteriormente se convertiría en su Facundo, también conocido como Civilización y barbarie: vida de Juan Facundo Quiroga.

La Revista de Sud América (1860-1863) puede considerarse continuadora de la Revista del Pacífico. Al alero de la Sociedad de Amigos de la Ilustración, esta revista contó con un financiamiento inicial del ala liberal del Gobierno. Gracias a su larga duración -circuló durante tres años- promovió el trabajo de toda una generación de escritores, no solo chilenos, sino también peruanos y bolivianos, de lo que se desprende su espíritu americanista. Sus escritos manifiestan un marcado interés por la divulgación científica, literaria e histórica.

Por su parte, La América Moderna (1894) se perfiló como una revista promisoria dentro del panorama literario de fines del siglo XIX; sin embargo, solo llegó a editarse durante cuatro meses debido a problemas de financiamiento. Su orientación panamericanista se observa en colaboraciones extranjeras de gran calidad, lo que la ubica en un sitial de importancia respecto de otras publicaciones literarias en Latinoamérica.