Hasta fines del siglo XIX, los judíos no se habían organizado como colectividad cultural y religiosa. Predominaban los matrimonios con chilenos o extranjeros que permitían que se convertieran al cristianismo y se insertaran en una sociedad conservadora e intolerante, todavía fuertemente influida por el espectro del tribunal de la Inquisición.

El investigador Moshé Nes-El señala que entre 1890 y 1920 transcurrió la inmigración que consolidó el establecimiento de las comunidades judías chilenas, tanto sefaradíes como ashkenazíes. En este contexto, lentamente se fueron formando colectividades y asociaciones que aglutinaron a los judíos en Chile.

Durante este período se celebró por primera vez el año judío en Chile (1906), 87 personas fundaron la Sociedad Unión Israelita de Chile (1909), se estableció la comunidad judía sefaradí Centro Macedónico Israelita en Temuco (1916), se fundó en Valparaíso la organización judía Sociedad Max Nordau (1916), se publicó Renacimiento, la primera revista judía en español en Chile (1919), se estableció la Federación Sionista de Chile durante la sesión de clausura del primer Congreso Judío de Chile de 1919, se fundó la Sociedad Maguen David en Santiago (1924), fueron contratados por la Federación Sionista desde Israel, los precursores de la educación judía integral el doctor Aarón Joel y su señora Lea (1927) y se creó la Asociación de Jóvenes Israelitas de Chile (1928).

Todas estas iniciativas contribuyeron a forjar la institucionalidad, redes de comunicación y poder que permitieron la emergencia de la identidad, tradición y ritualidad judía en Chile.