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Cartografía Chilena 1768-1929

A través de planos y mapas es posible observar la evolución que ha sufrido el territorio chileno, concebido este como un espacio geográfico dinámico que se encuentra en constante evolución y cambio. No solo las fronteras nacionales se transformaron con el tiempo, sino que también los rasgos internos del territorio.

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A través de planos y mapas es posible observar la evolución que ha sufrido el territorio chileno, concebido este como un espacio geográfico dinámico que se encuentra en constante evolución y cambio. No solo las fronteras nacionales se transformaron con el tiempo, sino que también los rasgos internos del territorio.

El progreso de la técnica cartográfica, las formas de ocupación del espacio, el desarrollo urbano, las actividades productivas del país y diversos procesos históricos, son algunos de los temas que se ven reflejados en la cartografía chilena.

Esta colección reúne los mapas elaborados entre 1768 y 1929, período comprendido entre la primera representación cartográfica del territorio de la Capitanía General de Chile - Mapa de Chile desde Copiapó a Chiloé, de Ambrosio O'Higgins -, hasta la última definición territorial del país, derivada del tratado de límites con Perú, que trazó definitivamente la frontera con este país al resolver la disputa por la soberanía de Tacna y Arica. Este período, clave para comprender la formación del Chile actual, exhibe el progreso que ha sufrido la cartografía nacional en términos de exactitud y precisión. Las pocas cartas que se conservaban hacia comienzos de la República, constituían simples esbozos, croquis o resquicios cartográficos sin rigurosidad científica, exceptuando las ejecutadas por expediciones ilustradas de finales del siglo XVIII -como la de Alejandro Malaspina-, aunque estas apuntaron principalmente a trabajos hidrográficos dirigidos a la línea costera. La cartografía referente al territorio chileno era casi inexistente, remitiéndose solo a ciertas localidades como puertos y ciudades de importancia. Los mapas, que en general eran imprecisos, de precario desarrollo gráfico y de poca exactitud, estaban destinados a resolver problemas concretos como litigios judiciales, denuncios mineros o fundación de villas, lo que se mantuvo casi sin variaciones hasta la década de 1830, cuando surgieron las empresas oficiales de iniciativa estatal.

El avance que presenta la cartografía chilena entre 1768 y 1929, es evidente cuando se comparan los planos y mapas realizados en la etapa inicial, los cuales ofrecen solo representaciones fragmentarias, parciales y pragmáticas del territorio, con las imágenes de fines del siglo XIX, elaboradas de acuerdo a una base científica y que muestran la totalidad del territorio nacional.