Matanza y destierro de la población indígena
Los inicios de la colonización de Tierra del Fuego estuvieron marcados por la violencia. A principios de la década de 1880, el descubrimiento de oro en la parte occidental de la isla generó los primeros conflictos con la población indígena. Bandas de mercenarios, en las que destacó el inmigrante rumano Julius Popper, recorrieron las llanuras centrales de Tierra del Fuego masacrando a la población nativa. La huida de los supervivientes al territorio montañoso del sur de la isla provocó feroces conflictos intertribales, los que terminaron por diezmar a los selk'nam.
En 1890, a instancias de las grandes compañías ganaderas con intereses en la región, el gobernador de Magallanes entregó en concesión a la orden salesiana la isla Dawson. En ella, así como en Río Grande, en la parte argentina de Tierra del Fuego, se instalaron sendas misiones, hacia donde fueron deportados los selk'nam que sobrevivieron a la masacre. La pérdida de libertad y el cambio forzado de estilo de vida diezmó a los indígenas trasladados a la isla Dawson, y en 1912 la misión cerró, dejando tras de sí un cementerio poblado de cruces.