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Espacios

El recorrido por los espacios físicos más importantes donde Violeta Parra hizo presentaciones en vivo, es una muestra efectiva de los lugares con los que contaba la música popular para su desarrollo. Como cantora popular, joven y aficionada, el tren y el circo constituyeron sus espacios de desarrollo musical; el objetivo era simplemente el obtener algunos recursos para la difícil situación económica que enfrentó la familia durante los años 30. Junto con Hilda y sus hermanos, abordaban el tren entre las estaciones cercanas a Chillán y realizaban presentaciones en circos como el Tolín y el Circo Argentino.

Sus actuaciones de nivel más profesional, las realizó en distintos locales de Santiago. Precarios restaurantes como La Popular o El Tordo Azul, ubicados en el sector de Matucana con San Pablo, fueron espacios que antecederían a otros de mayor estirpe como El Rancho Grande, de calle Rondizzoni, o Las Brisas, de Gran Avenida. Su repertorio en aquel entonces, consistía en géneros como rancheras y música española, ambos ritmos en boga.

Posteriormente, Violeta Parra actuó en teatros y anfiteatros de radio, lo que reflejó el camino ascendente de su carrera. Sin embargo, el espacio más destacado en el que mostró su arte fue La peña de los Parra. En 1965, por iniciativa de sus hijos Ángel e Isabel, se creó la Peña de los Parra en la calle Carmen N° 340. Este nuevo espacio, propiedad del pintor Juan Capra, reunió a cultores del folclor chileno que realizaban allí ensayos y presentaciones, constituyéndose el local en uno de los principales referentes del movimiento conocido como Nueva Canción Chilena. Violeta Parra, si bien no fue la gestora ni organizadora del espacio, marcó con su presencia y personalidad aquella dirección.

El último espacio relevante marcado por Violeta, fue su carpa de La Reina, ubicada en calle La Cañada Nº 7200. Tal lugar, que rememoraba aquella experiencia circense de su infancia, pretendía constituirse en un verdadero centro de la actividad folclórica de Santiago. Sin embargo, la idea no fructificó. Se inauguró el 17 de diciembre de 1965, con la presencia del alcalde Fernando Castillo Velasco, y si bien en un comienzo tuvo importante asistencia, con el tiempo fue un verdadero fracaso. Ese fracaso influyó en aquella profunda depresión que finalmente le significó su muerte, el año 1967.