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Transformación en la industria vitivinícola chilena

Los procedimientos traídos por los conquistadores españoles para la producción de vino, se mantuvieron inalterables hasta mediados del siglo XIX. A partir de 1850 esta situación cambió radicalmente, como resultado directo del proceso de modernización capitalista y la expansión de la economía chilena vinculada a la apertura del comercio del norte del Atlántico. La consolidación de Valparaíso como uno de los centros comerciales más importantes del Pacífico; la ampliación de la superficie de hectáreas regadas en la zona central con la construcción de canales de regadío; la llegada de ingenieros y científicos europeos; la creación de los bancos y el surgimiento del crédito; el desarrollo y uso del vapor como energía en el transporte terrestre en los ferrocarriles y en la maquinaria industrial; y, el crecimiento urbano, entre muchos otros factores, crearon las condiciones que permitieron diversificar los negocios y una acumulación de capital para invertir en ellos. Así se originó un grupo de comerciantes y empresarios visionarios, provenientes en su mayoría de la elite tradicional y de algunos acaudalados inmigrantes europeos, que propiciaron un cambio trascendental en la actividad vitivinícola.

Un factor externo que facilitó esta tarea fue la peste de filoxera que afectó los viñedos norteamericanos y europeos, que dejó sin ocupación temporal a los mejores especialistas del mundo en esta área, que quedaron disponibles para ser contratados en Chile.

Por otra parte, las casas comerciales comenzaron a importar maquinaria vitivinícola y toneles de Francia y Estados Unidos debido a los requerimientos de los enólogos y técnicos franceses recién contratados por las grandes viñas, incentivando algunos años más tarde la fabricación en el país de alambiques y filtros en la Calderería Nacional y en la Fundición Las Rosas. Otro factor importante fue la creación de la Fábrica Nacional de Vidrios, pues permitió fabricar botellas y otros envases de vidrio en Chile.